Prologo

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-Exijo el regreso de santa Diana. -

-"No entiendo lo que está insinuando. "-

Los ojos del gran duque Darwin brillaron ferozmente.

El recién nombrado sacerdote Pedrick tosió y se estremeció ante los ojos verde oscuro que lo fulminaban con la mirada. Sin embargo, no cedió.

-"¿No fuiste tú quien se llevó al santo de nuestro templo? Me pareció bastante extraño cuando dijiste que ibas a comprar a ese niño importante'.

-"... Niño importante'. "-

Darwin murmuró en voz baja, haciéndose eco lentamente de lo que había dicho el sacerdote Pedrick.

Pedrick se esforzó por recomponerse y se enfrentó al aura peligrosa que se extendía desde el duque.

-"Entiendo que Diana se ha dado cuenta de su Despertar del Santo, así que creo que usted también ha sido iluminado sobre este asunto. 'Ella pertenece a nuestro templo, así que por favor devuélvalo'. Últimamente hemos estado lidiando con asuntos difíciles."-

La forma de hablar era de alguien que nunca vio a la persona como algo más que un objeto.Darwin, llegando al límite de su paciencia, emitió un aura aguda y fría. Sus labios se arrugaron.

-'No sé como lo supiste , pero la compraste por solo un millón de Erirns, y eso no es aceptable'.

-Al final, Darwin estiró las piernas y chocó brutalmente la mesa.

Crack-!

La mesa se partió con un tremendo rugido. Las esculturas se derrumbaron, el humo comenzó a subir y la oficina estaba hecha un desastre.

-¡Gran duque Darwin! ¡¿Qué demonios estás haciendo ?! '

-¿Qué estoy haciendo? Simplemente estoy protegiendo a mi hija '.

-En lugar de detenerse allí, Darwin desenvainó su espada.Levantar una espada a un sacerdote equivalía a declarar la guerra al templo.Cuando la situación se volvió urgente, tanto los caballeros del Templo como los de Darwin extendieron sus espadas.

En un instante, la conferencia se convirtió en un enfrentamientoLos rostros de todos estaban tensos por la inquietud y sus tez se volvieron azules.

-Todos, escuchen atentamente-.

Darwin rugió en voz alta.

-Su nombre no es Diana, sino Esther. Y ella no es una santa, sino mi hija-.

-¡Su excelencia! ¡No!-

No había forma de detenerlo.

Después de terminar sus palabras, Darwin golpeó la espada sin dudarlo y el brazo izquierdo de Priest Pedrick fue cortado. Era la verdadera imagen de Darwin, el gran duque que era famoso por ser monstruoso.

Mientras todos estaban congelados, el sacerdote que vino con Pedrick saltó entre los dos. Se estremeció y derramó todo su poder divino en el brazo de Pedrick. Poco después, había mucha sangre y se volvió a unir el brazo. Pedrick, que casi pierde un brazo, estaba pálido.

-¿Qué es esto... qué has hecho...-

-Una vez más, si no dejas de hablar de mi hija-.

Darwin miró directamente a los ojos de Pedrick. Luego, pulió sus palabras con sinceridad.

-Estoy listo para la guerra-.

-Estoy listo para la guerra-

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LA SANTA ADOPYADA POR EL GRAN DUQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora