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Renjun estaba sofocado, casi trotando hasta la escuela alcanzó llegar unos quince minutos tarde. El lugar estaba solo, se volteó en todas las direcciones, no había nadie.

Inclinó su cuerpo apoyándose sobre sus rodillas para recuperar el aliento. Maldijo en su cabeza mil veces el haber llegado tarde, cuando unas manos le pincharon los costados de su abdomen por detrás haciendo que recuperara su posición de inmediato y girase sobre sus talones con la misma rapidez, perdiendo un poco el equilibrio.

—Tú..—Pronunció aún respirando por su boca al verle.

—Siempre llegas tarde?

El chino frunció el ceño.

—Hace un momento no estabas aquí.

—Fui a la tienda de la esquina, pero ya me iba a regresar a casa cuando te vi buscándome como loco.

—No fue tan así.—Torció los ojos. Y después de dos segundos en silencio, golpeó el hombro del más alto.—Oye, que quieres decir con que ya te ibas, solo llegué cinco minutos tarde.

—Cinco?—Rió.—Sí, claro.

—Pues... quizás quince, pero aún así, normalmente esperas treinta minutos para estar seguro.—Lo regañó.

—Yo no, es que me aburro.—Encogió sus hombros.—Caminamos, entonces?

Huang suspiró y asintió.

—A dónde quieres ir?

—A cualquier parte, hay miles de direcciones para tomar.

—Tú elige, tú me invitaste.

—Hmm, veamos..

Jisung miró a su alrededor y se detuvo observando la escuela detrás de ambos.

—No se te ocurra.

—Qué- no dije nada!—Dejó salir una pequeña risa.

—Por si acaso. No entraré contigo a la escuela en la noche. Además, que miedo.

—Lo juras? Creí que eras alguien difícil de asustar.

El mayor cambió su postura de inmediato a una de brazos cruzados.

—Por supuesto lo soy, pero las escuelas y los hospitales solitarios son rollos malos siempre, no ves películas de terror?

—Ya ya, vámonos.—Agarró su muñeca y caminó en dirección contraria a la institución.

—Aún no dijiste a dónde vamos.

—Por ahí Renjun, ni yo sé.

El chino ya empezaba a pensar que había sido una mala idea venir. Pero se dejaría llevar un poco.

Después de caminar unos largos minutos en silencio, se habían alejado de la zona y comenzaba a estar más fría la noche. Renjun decidió romper el hielo.

—Entonces.. eres nuevo aquí cierto?

—Sí, es lindo acá.

—Lo es..—Guardó sus manos en los bolsillos de su chaqueta de mezclilla.—Y antes, donde vivías? Creo que lo mencionaste pero lo olvidé.

—No lo mencioné.—Negó.

—Entonces, de dónde eres?

Baisers VolésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora