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No te atrevas...
Por favor...
No dañes a mi hermana.






















Jacob Black estaba enfadado. No, estaba lo que le seguía a enfadado mientras estacionaba su motocicleta enfrente de la casa de los Cullen, para luego subir las escaleras de la fachada y detrás de la puerta de vidrio notar como el líder del clan vampiro se acercaba a ésta para abrirle.

—¿Es verdad?—. Fue lo primero que dijo, entrando rápidamente a la casa que desde su perspectiva tenía un olor moribundo. No era de extrañarse, los dueños ni siquiera estaban vivos.

—Hola, Jacob. ¿Cómo estás?—. Se apresuró a decir el doctor, cerrando la entrada con una tranquilidad que le hizo hervir la sangre.

—Escucha, solo dime la verdad—. Se acercó al hombre amenazante, pero una vocecita cercana interrumpió.

—Jacob...—. Era Amelia. Estaba ahí, parada enfrente de èl. Hacia mucho tiempo que no la veía, pero estaba más grande, con un aspecto cansado y con la mirada sorprendida fija en él. —¿Qué haces aquí? ¿Él te dijo?—. Sus cejas se arrugaron cuando ella caminó, tomándolo por la manga de la chaqueta.

—¿De qué estás hablando, Amelia?—. Buscó una respuesta, plantando sus pies en el suelo al notar que la joven lo llevaba a la salida.

—Tienes que irte, ahora mismo. Debes irte, ¡ya!—. Chillaba en voz baja, como si temiese que alguien más la escuchara.

—Amelie, ¿por qué no nos calmamos? Estoy seguro de que Jacob solo viene de paso—. Sonrió tenso el doctor Cullen, pero la muchacha ya estaba negando una vez más.

—Tiene que irse. ¡Ahora mismo!—.

—¿Por qué quieres que me vaya?—. Notó el miedo en los ojos de la joven pero no hubieron respuestas. Al menos no de su parte, porque la joven simplemente le pidió ayuda con el rostro al vampiro de traje, quien se mantuvo en silencio cuando otra voz a lo lejos se escuchó en la casa.

—¿Jake? ¿Eres tú?—. La podría reconocer a millones de kilometros, distorsionada y aún así sabría que se trataba de ella.

—¿Ella está aquí?—. Tensó la mandíbula el muchacho.

—Regresaron hace dos semanas—. Simplemente respondió el rubio.

Fue suficiente para Jacob, que siguiendo el olor comenzó a subir las escaleras en busca de aquella voz. No le importó que el doctor fuera detrás de él, tampoco el heraldo de la muerte que a gritos le advertía que se detuviera.

El camino fue borroso y rápido, hasta que llegó a una habitación que parecía ser la sala principal. Ahí estaba Jasper, parado con firmeza a lado de Alice, quien estaba sentada con la mirada perdida. Más cercanos a él estaban Rosalie, que cubría algo con su cuerpo y Edward a lado del sofá. Camille se levantó con sorpresa al verlo del mueble, con los ojos muy abiertos.

Fue cuando detrás de la rubia que una cabeza se asomó a penas, y fue cuando Jacob trató de seguir a esa persona que notó a Emmett recargado en la otra pared, cerca de él.

—Me alegra que hayas venido—. Escuchó una vez más esa voz, lo que le dió luz verde para seguir avanzando.

—Demasiado cerca—. Le detuvo Rosalie, enfrentándolo.

—¿Cuál es tu problema?—. Soltó un gruñido.

Y ella le dio una mala mirada, que no se detuvo hasta que Bella volvió a hablar. —Rose, está bien—. La mujer, como un perro guardián retrocedió lo suficiente para que el muchacho pudiera sentarse en el sofá en el que la de el medio de las Swan se encontraba.

Era ella. Aún con las ojeras, el aspecto aún mas pálido que lo normal y el rostro exageradamente delgado, era ella.

—Te ves horrible—. Medio bromeó, soltando una risita que la humana siguió un poco más apagada.

—Sí. También me alegra verte—. Ella apretó los labios.

—¿Me dirás que te sucede?—. Buscó una respuesta que pareció entristecer un poco a la mujer, antes de alzar el rostro en dirección a la rubia.

—Rose, ¿me ayudas?—.

Camille a su lado también ayudó, mientras Amelia le quitaba la manta con distintas banderas y escudos del cuerpo con un color morado como base, la policía y la vampira ayudaron a la mujer a levantarse del sofá.

No hizo falta ser muy observador para notar la barriga anormalmente gigante que ella tenía. Y Jacob tragó en seco, todo se volvió rojo para él mientras Bella sonreía casi apenada.

¿Qué significaba eso? ¿Cómo podía ser posible? ¿Era real? ¿Era verdadero?

Bella estaba embarazada.

Y el culpable estaba a unos metros del Lobo, parado como si nada.

—¡Tu hiciste esto!—. Soltó un gruñido cuando su camino fue detenido por la mano del grandote que estaba pegado a la pared.

—Ni siquiera sabíamos que era posible—. Expresó con tranquilidad el doctor, pero eso le enfureció más.

—¿Qué es?—. Se quitó la mano que sostenía su hombro.

—No estoy seguro—. Hizo una pausa el rubio. —Las ecografías y las agujas no penetran la bolsa embrionaria—.

Bella se sentó en el sofá una vez más, como si el simple hecho de estar de pie la hiriera.

—No lo veo—. Agregó Alice, avanzando a él. —Y ya tampoco veo el futuro de Bella—. Sus puños se tensaron.

—¿Qué hay de ti?—. Se giró al instante a Amelia, porque si de muerte se trataba, ella sería la primera en descubrirlo.

—No puedo percibir nada—. Aclaró su garganta la menor, —Hemos investigado leyendas, pero no encontramos nada—.

—Lo único que sabemos es que es fuerte y crece rápido—. Finalizó el doctor.

—¿Por qué no han hecho nada? ¡Sáquenselo!—. No tenía sentido, nada de lo que era testigo tenía lógica en la cabeza de Jacob Black.

—¡No es tu asunto, perro!—. Gruñó la rubia frente a él, y fue Camille quien la tomó por el hombro, tratando de calmarla.

—Rose—. Detuvo Esme, quien estaba del otro lado de la sala. —Las peleas no son buenas para Bella—. Le advirtió con una voz firme.

—El feto no es bueno para Bella—. Corrigió Alice, quien parecía estar de acuerdo con Jacob.

—Di la palabra, Alice. "Bebé", es solo un pequeño bebé—. Bramó una vez más Rosalie, señalando de reojo a Bella.

—¡No es verdad!—. Jacob se sorprendió ante el grito que pegó la menor de la sala. —No es un bebé, nadie aquí puedo asegurar que lo que Bella tenga dentro sea humano—.

—Carlisle, tienes que hacer algo—. Soltó como última petición al hombre que simplemente lo observó, como si se encontrara entre la espada y la pared.

—¡No!—. Detuvo Bella. —No es decisión de ninguno de ustedes—.














































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Atte: R. A.

Amelia.| Twilight.| Seth Clearwater. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora