Una mañana pintoresca

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Narrador

Saludos mis estimados lectores, bienvenidos sean a esta apasionada comedia sobre el romance de dos jóvenes, a quienes estaré acosando a lo largo de estas letras para que ustedes y yo disfrutemos de este emocionante chisme.

Escritor: Sí, sí, ya te vimos. Anda bajate de esa luna falsa y comencemos de una vez que es de madrugada

Por favor, ignoren al cascarrabias del escritor, jamás ha estado con una pare-

La luna falsa cae y el narrador queda aplastado en el suelo

Escritor: Sabes, me caes mejor cuando estás inconsciente... En fin, ¡comencemos de una vez! *chasquea los dedos*

El telón de terciopelo se abre, haciendo desaparecer al narrador y al escritor. Un bello amanecer se hace presente sobre las colinas de Fontaine.

Ejem, era una mañana como cualquier otra. Los pájaros cantaban, los slimes brincaban y las focas dormían, en los suburbios de la Corte de Fontaine, el delicioso aroma a pan recién horneado llenaba las calles de su dulce esencia, y nuestra protagonista lo sabia muy bien.

De su humilde hogar salía Furina de Fontaine, antigua arconte de la nación de las aguas. Su blanco cabello con mechones zafiro eran recibidos por la gentil luz de la mañana, ella se estiró ligeramente en el portón de su casa, arreglando su bello traje azul y acomodándose su sombrero de copa del mismo color.

Furina: bosteza Ay... Otro día más...

Su rostro permanecía algo agotado, su suave mirada expedía un aire de aburrimiento ante su actual vida. Mucho no había pasado desde su último encuentro con el viajero de melena dorada cómo el sol, fue gracias a él que volvió a pararse en un escenario y que encontró el gusto en los juegos de rol.

Furina: (Me pregunto dónde estarás...)

Perdida en sus pensamientos, comenzó a caminar por la ciudad. Siguiendo su olfato para llegar hasta su cafetería favorita, dónde compró su usual desayuno y tomó asiento en la terraza para disfrutarlo. Se llevó un trozo del croissant a su boca con elegancia y procedió a beber su café con leche.

Furina: (Los días se han vuelto más aburridos desde hace un tiempo...)

El recuerdo de la sonrisa del joven heroe la hizo sonreir ensoñada, sentía que a su lado el mundo cobraba un brillo único. Notando ese sentimiento florecer nuevamente, agitó su cabeza en negación.

Furina: Ay Furina... déjate de tus fantasías extrañas.

Una vez terminó con su desayuno, decidió darse una vuelta por la ciudad como de costumbre, siempre en búsqueda de algo que llamase su atención. Si bien su vuelta al teatro ha estado en la boca de todos, aún no le han llegado invitaciones de audiciones o peticiones de asesoramiento.

Gracias a la ayuda del Gran Juez Neuvillette, no se tiene que preocupar por sus gastos o conseguir un trabajo pero, en el fondo también siente que eso sólo hace la vida demasiado tranquila para su gusto.

Furina: (Después de todo lo que pasó, necesitaba de un descanso y alejarme del ojo público. Pero ahora, ya no sé que hacer... Pasé tanto tiempo jugando mi papel de arconte, que jamás pude pensar en qué es lo que me hubiese gustado hacer.)

Mientras seguía su camino por la ciudad, fue saludada por las melusinas que comenzaban sus labores desde temprano. Su contagioso positivismo siempre le levantaba el ánimo, más ahora no rindió con la misma eficacia de siempre, su cabeza giraba en torno a los acontecimientos que había vivido una y otra vez ¿Cuál era el punto de su vida ahora? ¿Qué debería hacer?

Furina x Aether Un Amor TeatralWhere stories live. Discover now