15.

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Narra María.

Me levanté y me quedé sentada en la cama.

Agarré mi collar, el cuál me había regalado Luis Aragonés.

No os lo he contado... Veréis, él para mí era cómo un padre, le quería muchísimo...

María, puta baga, deja de pensar en el puto Griezmann de los huevos y arranca que no llegas a entrenar.

Conciencia... Eso de hacerme hablar sola... Es qué creo que me importa el rubio ese... En fin, toca olvidarse.

Me levanté y bajé a desayunar.

Anne: Buenos días. -Dijo con su mejor sonrisa.

María: Buenas fea. -Dije con normalidad.

Tenía mi móvil en la mano, releyendo la conversación de Antoine.

Anne me quitó el móvil, y lo leyó.

Anne: Me he perdido algo... Luego me cuentas que me tengo que ir... -Besó mi frente.- Adiós, estate bien.

Subí a lavarme los dientes, cogí mi mochila y me fui.

Llegué allí.

Me cambié y salí al campo.

Estaban allí los jugadores del primer equipo, y las chicas de mi equipo...

¿Qué pasaba?

Simeone: Bueno, chicos, hemos pensado en hacer un entrenamiento todos juntos, y otro día echar un partidillo. ¿les parece?

Empezó el entrenamiento.

Simeone: Los delanteros, venir aquí.

Nos acercamos todos.

Simeone: Vamos a hacer una especie de competiciones... Pongamonos por parejas.

Miré a mi hermano, con esa mirada que decía "tú conmigo", él me giñó un ojo.

Simeone: Yo las haré. Por altura, rapidez... Veamos... María con Antoine, Fernando con...

Ya no escuché más... Menuda mierda.

Empezamos a hacer los ejercicios.

De repente Antoine y yo chocamos.

Él intento agarrarme, pero fue peor, por qué me torcí el tobillo al caer.

El cayó encima mío.

Antoine: Joder... ¿Estás bien? -Dijo sin levantarse.

Me estaba poniendo muy nerviosa estar tan cerca de él...

María: Sí...

Se levantó.

Antoine: Ven, te ayudo.

Me tendió su mano para levantarme, y al hacerlo no pude apoyar el tobillo...

María: Ah, mierda... El tobillo...

Antoine puso cara de preocupación.

¿Se preocupaba por mí?
¡Que adorable!

Se agachó para mirar mi tobillo, justo cuándo Fernando, Mario, Simeone y más personas de acercaron.

Fernando: ¿Estás bien? -Dijo preocupado.

María: Sí, tranquilo. -Sonreí.

Antoine se levantó, y agarró mi cintura.

¿Qué estaba haciendo?

Antoine: Con cuidado, sientate sin apoyarlo. Te tengo agarrada.

Me senté y él también.

Me quitó la bota, y después el calcetín.
Antoine: Creo que se te está hinchando.

Simeone: Joder... ¿Antoine, podés llevarla a la enfermería?

Antoine asintió y me ayudó a levantarme.

Antoine: Agarrate a mi cuello, te llevo.
María: No hace falta, tranquilo. -Sonreí tímidamente. ¿Tímida yo? Éste chaval me cambiaba...

Fernando: Sube, que no puedes andar.
Me agarró por la cintura y casi a traición me puso contra la espalda de Antoine.

Noté como él reía, y yo enrollé mis piernas en su cintura.

Entramos dentro.

Antoine: ¿Te duele?

María: Un poco. No es nada.

Apoyé mk cabeza en su espalda, sintiendo su olor, ese que enamoraba, entrando a todo mi cuerpo.

Llegamos y el médico me miro.

Dijo que sólo era una torcedura, que tubiera cuidado, y me lo vendó.

Salimos de allí.

María: Gracias Antoine.

Antoine: Nada. Y bueno... Adiós.

María: Antoine... Lo de ayer...

Antoine: Da igual, no puede ser, nosotros no podemos ser nada. Adiós. - Me interrumpió.

Narra Anne.

Me levanté, sabía qué a María le pasaba algo...

Leí la conversación con Antoine en su móvil, no me lo podía creer.

Me fui, había quedado.

Llegué y vi a Saúl.

Me acerqué a él.

Me besó, con muchas ganas.

Saúl: ¿Te pasa algo?

Anne: Es qué...María y Antoine el otro día...

Saúl: No des detalles si no quiere. -Sonrió.

Anne: La cosa es que ahora han discutido... O no sé, es algo raro... Pero yo quiero qué se lleven bien, incluso que intenten algo.

Saúl: Escucha, vamos al entrenamiento, y después pensamos algo.

Llegamos allí, Saúl me dio un beso y se fue a entrenar.

Vaya, que idóneo, entrenarían todos juntos.

María y Antoine juntos, adoro a Diego Simeone.

De repente se calleron, vi el tobillo de María torcerse totalmente.

Antoine se la llevo en brazos, ¡que mono era!

Esperé al final del entrenamiento, María estaba todavía con Antoine.

Qué podríamos hacer Saúl y yo...

Mmm...

¡Ya sé! Les encerramos a los dos sólos en una habitación, o en algún sitio. Mañana lo haremos.

Todo Cambiará.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora