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Tenko miraba el reloj de su salón de clase con emoción, esperaba con muchas más ansias la hora de la salida

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Tenko miraba el reloj de su salón de clase con emoción, esperaba con muchas más ansias la hora de la salida.

Cuando sonó el timbre se levantó, agarró su mochila (que ya había preparado con antelación) y salió corriendo. 

—¿Por qué Tenko se ve tan apurada? —preguntó Akamatsu con duda, era raro ver a alguien como la peliverde así.

—¿Y por qué el enano de mierda se ve apurado también? —Miu dijo con duda, señalando a Ouma.

El pelimorado se encontraba metiendo todo a su mochila torpemente, como si no tuviera el tiempo para acomodarla un poco.

Una vez que lo logró, salió corriendo a todo lo que podía del salón.

— Miu, ¿qué te he dicho de señalar a la gente? —Kaede agarró la mano de la pianista y la bajó con suavidad.

Este gesto pareció haber causado algo en Miu, ya que sus pómulos empezaron a enrojecer mientras ella empezaba a tartamudear con nerviosismo.

—¡Vete al diablo tetas flácidas!¡yo puedo señalar a quien yo quiera! —dijo desviando su mirada.

—¿Estás bien? Te vez muy roja... ¿estás descansando bien de verdad? Parece que tienes fiebre.

—¡Estoy bien, suéltame, aléjate, muere!

Shuichi miró a su alrededor con curiosidad y se dirigió a Yonaga, quien estaba con su celular y lo miraba con aparente preocupación.

— Oye Angie, ¿sabes por qué no vino Himiko?

— Estoy segura de que tuvo... un problema personal —murmuró desviando la mirada—. Eso o se enfermó. Ella no es de faltar mucho.

El detective hizo una mueca de tristeza, era un buen amigo de Yumeno, así que le daba pena imaginársela enferma.

—¿Y cómo está?

— Me gustaría saberlo, pero no contesta mis mensajes —le mostró su celular, viendo como los únicos mensajes que se veían en pantalla eran provenientes Angie.

—¿Crees que esté bien?¿deberíamos ir a verla?

— No. Estará bien, estoy segura —empezó a acomodar sus cosas y agarró su mochila—. Si Tenko y Ouma están con ella no habrá problemas.

Luego de decir eso, la chica se retiró del salón dejando al peliazul pensando.

"¿No sería eso más peligroso aún?"

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—¿Eh?

—¿Huh?

Tenko y Ouma alzaron una ceja al encontrarse.

Los dos estaban en un supermercado de una calle cerca de la casa de Yumeno, seguían la misma ruta y aparentemente tuvieron la misma idea de ir a comprar un par de cosas.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Tenko con mala cara.

— Vengo a ayudar a Himiko, tengo su permiso —dijo el pelimorado con orgullo, sabiendo perfectamente que Chabashira no lo tenía—. Ahora, ¿qué haces aquí?

— Vine a comprar cosas para que Himiko mejorará, pero ahora que tú te vas a quedar con ella quizá deba estar pendiente a ti un tiempo.

—¿¡Qué!?¡¿Pero por qué?!

—¡Los hombres son unos degenerados, sumándole a eso tú de por sí eres un demonio! No puedo imaginar como vas a torturar con tus bromas pesadas a Himiko, ¡pero yo la salvaré! Y luego ella dirá "gracias por salvarme Tenko,  eres la mejor, ahora expresaré más mis sentimientos" y vamos a vivir felices por-

— Si ajá, voy a seguir comprando —dijo Ouma retirándose de la zona de ilusiones de Tenko.

—¡AH!¡Oye, vuelve aquí, no puedo perderte de vista!

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Chabashira y Kokichi tuvieron un viaje realmente silencioso,  ninguno habló.
De por sí no se llevaban tan bien, así que la situación era claramente incomoda.

Una vez que llegaron a la casa de Himiko, Ouma agarró un palo de madera que había tirado cerca y tocó el timbre repetidas veces, de una manera peculiar, casi como un código.

—¿Qué haces?

— Es la señal que tengo con Himiko. Tocó así para que sepa que soy yo —dice alzándose de hombros—. Ahora esperemos unos segundos.

Esperaron dos minutos... nada, no había señal alguna, ni siquiera parecía haber alguien en la casa.

— Okay... eso es raro... —Ouma volvió a tocar su patrón con el timbre y esperó.

—¡No contesta mensajes!¿y si se desmayó?¿y si murió?¿y si tenía mucha hambre y no pudo comer y se quedó sin energías y no puede levantarse hacia la puerta?¿y si-

— Me desconcentras, cállate.

El líder supremo murmuró mientras forcejeaba con un invisible y la cerradura de la casa de Himiko.

—¡¿Qué crees que haces?! —preguntó la peliverde.

— Nos hago una entrada —dijo el pelimorado, segundos después, se escuchó como la puerta se desbloqueada y abría— Tachán.

Entraron a la casa de Himiko y cerraron la puerta.

Tenko rebuscó por el piso de abajo, pero no había nada.

— Debe estar en su habitación, subamos —le dijo Ouma.

Subieron las escaleras y se dirigieron al cuarto de Yumeno.

— Himiko, te traje algo... y a alguien.

Un grito proveniente de Tenko lo sacó de sí.

—¿¡Por qué gritas así!?

—¡Himiko! —señaló y tartamudeó con miedo, casi llorando. 

Ouma volteó a ver a donde estaba señalando Tenko y quedó helado, enfrente de ellos se encontraba la maga definitiva, tirada en el suelo sin moverse.

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Enamorada tuya | TenmikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora