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Gia fue corriendo a abrazar a Rue, finalmente había salido del centro de desintoxicación. Ren miró a su madre de reojo, pero esta tenía la vista puesta en aquella imagen. Estaba exhausta, aunque estaba haciendo el esfuerzo de sonreír. Suspiró, acercándose hacia sus hermanas al otro lado de la carretera.
— ¿Por qué estás aquí? —Rue se soltó del abrazo de Gia, indecisa en cómo debía saludar a su melliza— Creía que el instituto en Glasgow empezaba la semana pasada.
"narración Rue"
Debo hacer un pequeño inciso aquí porque, mierda, parecía que ni siquiera me alegrara de verla. La realidad era que estaba muerta de miedo, porque era mi otra mitad, y era perfecta a diferencia de mí. Ella sonrió, como si la respuesta no importara, pero lo hacía, y mucho.
Justo poco después de la muerte de nuestro padre, Ren fue seleccionada para un intercambio de estudios, al otro lado del jodido océano. Cuando se marchó... la odié. Odie que se hubiera ido con tanta facilidad, porque sentía que me estaban abandonando, de nuevo.
Había tenido que regresar por culpa de mi sobredosis y, aunque estuve en coma por cuatro días, juro que sentí su mano siempre sobre la mía, constantemente. Ahora estaba aquí, de nuevo, siendo tan perfecta como siempre.
Había dejado Glasgow para estar conmigo, lo supe unas horas después, porque decidieron soltarme semejante bomba de noticia durante la cena.
✖
Ren todavía recordaba la presión en su pecho el día que su madre la llamó por teléfono sobre la sobredosis de su hermana. Estaba en clase de danza, recibiendo por tercera vez la insistencia de su profesora para presentarse a las pruebas del concurso nacional. La idea la emocionaba, pero la posibilidad de perder, de darse cuenta de que no estaba ni por asomo cerca de ser de las mejores, la aterrorizaba. Era contradictorio, aunque sabía que si, aquella amable profesora de ojos azules le insistía una cuarta vez, iba a aceptar.
Entonces, la voz de su madre, completamente rota, se escuchó por el altavoz. Todo el futuro que había planeado en aquella ciudad dejó de importarle. No tenía sentido preocuparse sobre el baile, sobre el rubio del Aula 6 con el que había empezado a salir, ni siquiera de las amistades que había forjado durante el curso. Todo cuanto podía ocupar su mente, era Rue.
