Ella gana una beca para estudiar en la Universidad de Corea, un sueño que se convierte en realidad. Sin embargo, sus padres, preocupados por su seguridad, se resisten a dejarla sola en un país tan vasto.
Deciden contactar a un amigo de la familia q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desperté con los primeros rayos de sol que se filtraban a través de las cortinas. Me estiré perezosamente, disfrutando del calor de la mañana. Después de una ducha rápida, me vestí con algo cómodo. Los sábados no entrenábamos, así que opté por un conjunto de tres piezas de tela fresca y ligera: un top, una camisa y un pantalón a juego.
Bajé las escaleras y encontré a la señora Lee en la cocina. Ella me saludó con una sonrisa cálida. —¿Qué quieres desayunar?
—Un jugo natural de naranja con un sándwich de jamón y queso estaría bien —respondí.
Ella asintió y se puso manos a la obra mientras yo tomaba asiento en la mesa.
De repente, escuché pasos en las escaleras. Jungkook apareció, recién bañado y vestido de manera casual, con un regalo en las manos.
"Husband material," pensé, sin poder evitar sonreír.
No. Y no, Lea. No lo pienses de esa manera.
Jungkook miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie más en el comedor. Luego, se acercó a mí, me dio un suave beso en los labios y susurró —Buenos días, preciosa. Tengo una sorpresa para ti. Cierra los ojos.
No me esperaba el beso, ni mucho menos una sorpresa tan temprano. Aunque, la verdad, algo había oído anoche, así que sí, lo esperaba... pero su trato de hoy, tan cariñoso y atento, me tomó por sorpresa.
Cerré los ojos como me lo pidió, mi corazón latiendo con anticipación.
—Puedes abrir tus ojos.
Mis ojos se dirigieron inmediatamente al regalo. —¿Y esto? —pregunté con una sonrisa curiosa.
—Ábrelo y verás —respondió él, guiñándome un ojo.
Con manos temblorosas por la emoción, desaté el lazo y abrí el paquete. Dentro, una hermosa guitarra eléctrica descansaba sobre un lecho de papel de seda.
—Jungkook, es increíble —susurré, admirando el brillo del instrumento.
—Pensé que te gustaría. Hoy empiezan tus clases con Yoongi, y quería que estuvieras preparada —explicó, orgulloso de su elección.
Sin decir una palabra, me lancé a sus brazos y lo abracé. Me quedé así unos segundos, sintiendo cómo él apretaba más el abrazo.
—Gracias, Jungkook. Realmente es hermosa y perfecta —dije con gratitud.
—Te lo mereces, Lea. Y este es el primer regalo de muchos, así que no te sorprendas —respondió él con una sonrisa.
—Qué lindo momento —comentó la señora Lee al vernos abrazados. Nos separamos de inmediato. —¿Interrumpí?
Yo sonreí. —No se preocupe, señora Lee.
Ella sonrió de vuelta y dejó mi desayuno sobre la mesa. —¿Va a desayunar lo mismo, Jungkook, o quiere otra cosa?