Mala suerte

415 13 3
                                    

Adrián es un joven de 16 años, pelo moreno, ojos azules, y cuerpo atlético. No es un fan del deporte pero se esfuerza en parecer atlético. Suele ir al gimnasio al menos dos veces por semana, y realiza siempre las mismas rutinas. Unas sentadillas, luego abdominales, y por último pesas.

Ni qué decir tiene que las chicas (y algunos chicos) de su instituto le encuentran bastante atractivo, y aunque el es bastante espabilado nunca se da cuenta cuando alguien intenta ligar con él.

En general cae bien a casi todos, Adri siempre se ha esforzado en ser simpático con todo el mundo, compañeros de clase, profesores e incluso los niños pequeños. Sus padres siempre le decían "Trata a los demás como quieras que te traten a ti".

En general, todo le iba bastante bien. Hasta aquella semana...

Había entrado una nueva variante de COVID que si bien no era muy perocupante puesto que la mayoría de la gente experimentaba unos síntomas leves, se estaba expandiendo a un ritmo alarmante.

Las autoridades iniciaron una nueva campaña de vacunación, centrada en el uso de una nueva versión de ciertas vacunas de ARN-mensajero. Por si no sabéis cómo funciona, os lo resumo muchísimo, estas vacunas inyectan su ARN en las células, y estas crean "carcasas muertas" del virus, que luego tu organismo aprende a destruir, y con eso ya estarías inmunizado cuando el virus real te ataque.

La idea es muy buena y está funcionando perfectamente, pero Adrián tuvo mala suerte, mala suerte por partida doble.

Dejad que me explique, Adrián al igual que la mayoría de la población de su ciudad fue a vacunarse, por supuesto te miran la temperatura por que no deben vacunarte si ya estás infectado, aunque en realidad esto no debería ser problema.

Salvo que tengas una pequeña mutación como tenía Adrián. Y no cualquier mutación, si no una mutación que combinada con el virus, y combinadas estas células a su vez con la vacuna... generaba virus que sí infectaban... pero no eran virus de COVID, si no unos que a su vez llevaban fragmentos de ARN-mensajero que... Bueno, básicamente que reconstruían las mitocondrias desde 0. Esto a priori es algo muy bueno, porque lo que hace es potenciar la célula, dejarla como recién creada, pero como ya os podéis imaginar, realizar tal acción consumía una cantidad increíble de energía, tanta que las células acababan comiéndose a las células no infectadas muchas veces.

Así, Adrián pasó varios días malo, sintiéndose muy muy cansado y estando en cama, aunque sin fiebre por suerte. Sin embargo, al cuarto día que siguió así su familia se preocupó y lo llevó a urgencias.

En urgencias no supieron qué sucedía, le dejaron en observación un par de días, y para entonces un experto en inmunología les explicó en qué situación estaba su hijo, tenía una especie de cepa nueva de COVID, por suerte parecía "hecha a medida para él" y nadie corría peligro porque para poder infectar a alguien tenía que tener un ADN muy muy similar al de Adrián. Les explicó que veían que las células sanas a veces eran consumidas por las infectadas, eso les preocupaba mucho y también servía para explicar la gradual pérdida de peso que estaba experimentando, aunque parecía que todos sus órganos funcionaban correctamente.

-"Hay que esperar"- Esta frase dicha por el inmunólogo resumía la situación actual. Sabían qué pasaba pero no podían combatir ese virus, era imposible desarrollar nada contra una nueva cepa en tan poco tiempo, y sólo quedaba esperar a que el propio sistema inmunitario de Adrián acabara con el virus. Mientras tanto le mantendrían aislado y en observación.

Y bueno, por suerte, el sistema inmunitario de Adrián acabó con el virus una semana después, pero ni Adrián ni su familia estaban preparados para lo sucedido. Al despertarse después de 1 semana en el hospital, Adrián se sintió raro. Nadie le dijo nada, pero un médico entró y le dijo lo siguiente:

-"Hola Adrián, espero que estés mejor. Hemos llamado a tu familia y pasará en unos minutos, pero antes de que entren quiero que estés preparado. Tu organismo ha estado luchando con fuerza con tu virus, y ya estás fuera de peligro, pero tu aspecto se ha visto afectado. Verás, las células de tu cuerpo han renovado su mitocondria y esto es básicamente como rejuvenecer una célula. Eso es algo muy positivo pero para poder realizar este proceso consumieron mucha energía, y eso... pues implica que has perdido bastante masa y... bueno, en realidad tu aspecto está afectado también... Ahora mismo pareces un niño de unos 9 años de edad."

Adrián no respondió, estaba intentando procesar lo que le contaban

-"Y bueno, aunque tu aspecto físico parece el de un niño de 9 años, has de saber que la mayoría de tus órganos internos y músculos también han sido afectados, no de la misma forma, pero ... bueno, la edad de tus órganos varía entre el equivalente a un niño de 4 años y el equivalente a un niño de 7, algunos con 5, otros con 6... Pero no te preocupes, todos están sanos y funcionan como deberían. Es verdad que por ejemplo correr te costará más, tus pulmones tienen la capacidad de los pulmones de un niño de 7 años, pero estamos seguros que con el tiempo todo crecerá"

Adrián intentó ponerse de pie, y al hacerlo notó su cuerpo como si fuera extraño, no lo reconocía al principio, pero mantuvo el equilibrio... Y fue entonces cuando notó algo raro, algo que llevaba entre las piernas.

"Dios mío, llevo un pañal"- pensó para si mismo, y empezó a ponerse rojo de vergüenza.

"Oh, espera, no te preocupes por eso"- Dijo el médico -"Has estado 1 semana inconsciente en la cama, no tienes que sentirte mal por ello"

Bueno, tenía sentido, el médico iba a ayudarle a quitárselo pero Adrián, con su aspecto de niño dijo que no, y se fue al baño y se lo quitó.

A los pocos segundos llegaron su padre y su hermano Martín, de 8 años. Los dos le dieron un gran abrazo y no mostraron sorpresa por su nuevo aspecto, seguramente ya les habían advertido y habían visto su evolución.

Recogieron sus cosas y se fueron a casa.

Adrián casi no habló en el trayecto, tenía la cabeza funcionando a toda máquina, le costaba aceptar su nueva situación.

La segunda infancia de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora