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Felix se le había ocurrido algo, "¿Cómo no lo pude pensar antes?".
Su solución para salir de esa casa era: entrar a la habitación de Chan, buscar las llaves de la puerta principal, ayudar a su hermano a salir e irse de la casa para poder seguir viviendo feliz.
¿Cómo sabía que las llaves estaban en la habitación de Chan? Había buscado por toda la casa unas llaves que encajaran en la puerta principal, pero todas las que encontró no servían, ni siquiera todas las que le había robado a Chan.
Entonces se dió cuenta que lo más posible era que esas llaves estuvieran en la habitación de Chan. El único problema era que tampoco tenía las llaves de la habitación de Chan.
¿Donde las podía conseguir? No estaba seguro, pero podría intentarlo pidiéndole las llaves a su hermano, que, al parecer, lo estaba ayudando a escapar.
Salió del baño con mucho cuidado a que Chan no lo atrapara y subió las escaleras con miedo a que sus pasos sonaran.
Tocó suavemente la puerta de la habitación del hermano de Chan, hasta que por fin abrieron.
— ¿Necesitas más ayuda, Felix? — le preguntó él hermano de Chan.
— Sí, ¿Dónde puedo conseguir las llaves de la habitación de Chan — le preguntó Felix.
— Felix, te vas a arrepentir de entrar ahí.
— ¿Pero hay otra forma de conseguir la llave de la puerta principal?
El hermano de Chan lo miró, pero no dijo nada.
Dejó la puerta abierta y se fue unos segundos para después regresar con una llave.
— Esta no es la llave de la habitación de Chan, es la llave de la habitación a tu derecha, búscala ahí — dijo y luego de que Felix tomara la llave cerró la puerta.
"¿Esto es apropósito? ¿Me están haciendo jugar un juego para nada divertido?" Se preguntó Felix.
Fue hacia la puerta que le dijo el hermano de Chan, apenas cayendo en cuenta que no había entrado ahí.
Abrió la puerta con esa llave y se encontró una habitación que parecía de una pareja.
Vio unos cuadros que estaban en la pared y supuso que eran los padres de Chan, pues nunca los había visto.
Cerró la puerta por precaución y buscó en toda la habitación hasta que por fin encontró una llave.
Salió de la habitación con mucho cuidado y se acercó a la habitación de Chan.
Se escucharon unos pasos salir de la cocina y entró en pánico, abrió la puerta lo más rápido que pudo y se quedó impactado.
Habían demasiadas, demasiadas pero demasiadas fotos de él.
En la escuela, saliendo de la escuela, hablando con sus amigos, yendo a su casa, saliendo de su casa, yendo a una cafetería, en la cafetería, hablando con sus amigos en la cafetería, saliendo de la cafetería, en la parada del bus, llegando a un vecindario oscuro... Tocando el timbre de la casa de Chan... bebiendo té... Desmayado...
Unas manos le taparon la boca, y sabía quién era.
— ¿Bonita mi habitación, no Lixie? — preguntó molesto Chan —. ¿Quién te dijo que podías entrar aquí?
Felix se le había escapado una lágrima, tenía demasiado miedo y estaba casi seguro de que no podría escapar de ahí.
— ¿Por qué me haces esto? — dijo apenas.
Chan sacó a Felix de la habitación y lo llevó enfrente de la habitación de su hermano, después tocó la puerta y le dijo a Felix: — Porque te amo.
El hermano de Chan salió.
— Dame el cuchillo — le dijo Chan a su hermano.
El hermano de Chan lo miró y después miró a Felix.
— ¡Que me des el cuchillo, carajo! — gritó Chan.
Su hermano entró a su habitación y después salió con un cuchillo afilado y con el nombre de Felix escrito.
Estaba a punto de pasárselo a su hermano, pero lo desvió y se lo dió a Felix.
Felix sin pensarlo dos veces lo tomó y empujó a Chan.
— ¿Lo vas a hacer? Vamos Felix, incluso tu sabes que no eres capaz — dijo con seguridad Chan.
— S-sí soy capaz — dijo con su voz temblando.
— Entonces hazlo.
Felix se quedó ahí por unos segundos, Chan tenía razón, él no era capaz.
Siguió parado ahí con el cuchillo, Chan sonrió.
Chan se le acercó y Felix retrocedió.
— Hazlo si tan capaz eres.
A Felix se le salió una lágrima y después lo hizo, acuchilló a Chan.
El hermano de Chan se puso a llorar, su hermano necesitaba ayuda profesional y unos años de cárcel, pero el realmente no quería que Chan muriera.
Chan se quedó mirándolo, y después avanzó hacia Felix.
Felix procedió a acuchillar múltiples veces a Chan hasta que este tuviera que retroceder y su hermano fuera hacia él para ayudarlo.
La policía se escuchaba llegar, el hermano de Chan corrió a su habitación y dejó a Chan ahí.
La policía entró de un portazo y fue corriendo rápidamente hacia Felix y el hermano de Chan que bajaban por las escaleras.
— Allá — señaló Felix hacia el segundo piso donde se encontraba Chan, a pesar de que su hermano le rogara con la mirada de que no lo dijera —. Allá está él.
