ɪ) ଘ♥︎ 𝓞𝓶𝓪𝓶𝓸𝓻𝓲 ♥︎ও

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El bullicio del Ragnarok había cesado, dejando tras de sí una calma anhelada pero fugaz

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El bullicio del Ragnarok había cesado, dejando tras de sí una calma anhelada pero fugaz.
Los guerreros, exhaustos y cargados de emociones encontradas, buscaban un respiro merecido después de la brutalidad de las batallas.

Entre ellos, Okita Souji se encontraba especialmente estresado.

Sus heridas, aunque curadas, aún dejaban un rastro de fatiga en su cuerpo. Había pasado semanas cuidando a su compañera valquiria, asegurándose de que sus heridas sanaran adecuadamente.
Luego, se había tomado un tiempo con el Shinsengumi, queriendo recuperar su fuerza y estar nuevamente al 100%.

Pero:

Justo cuando pensaba que podría encontrar algo de paz, se enteró de algo que perturbó su tranquilidad.
Su rival, Susanoo no Mikoto, había comenzado a mostrar interés en Sasaki Kojiro. Peor aún, Kondo Isami, su confidente, estaba ayudando a Susanoo a acercarse a Sasaki.
La sensación de necesidad de atención se sumaba a su estrés, ya que Kondo, ocupado con estos nuevos rumbos de casamentero, casi no estaba de su lado.

En medio de esta agitación, una figura observaba con una sonrisa traviesa ansiando algo nuevo que hacer: Michel Nostradamus.

El profeta, con su personalidad caprichosa y sus ojos llenos de curiosidad, se mantenía atento a todo lo que ocurría. Los panteones, que ahora parecían tranquilos, estaban a punto de ser el escenario de sus nuevos juegos...

Él planeaba usar sus conocimientos para sembrar un poco de caos entre la calma aparente.

Más tarde:

Okita vagaba por el paisaje extrañamente tranquilo del Ragnarok, sumido en sus pensamientos.
Se preguntaba cómo Kondo lograría que Susanoo pudiera entablar algo con el perdedor más grande de la historia.
Kojiro era conocido por su torpeza para captar indirectas, no era precisamente el mejor receptor de avances sutiles.

- Sasaki solo capta cosas cuando hay comida involucrada... ¿Ellos sabrán ese dato?
Riendo entre dientes, comprendía que Susanoo y Kondo tendrían un duro trabajo por delante.

A medida que avanzaba, sus pasos lo llevaron a una escena curiosa:

Nostradamus, con una pronunciada expresión traviesa en sus ojos, descolgaba unos omamori, los amuletos japoneses de buena suerte y los reemplazaba por extraños atrapasueños de largas plumas.

- ¡Hey! ¿Qué crees que estás haciendo, Michel?
Gritó Okita, avanzando hacia él con una mezcla de exasperación al señalarle con el dedo, su sentido de Justicia jamás se desvanecía por más cansado que esté.

El rubio giró lentamente, su rostro iluminado por una sonrisa juguetona cuando vio al otro humano.
- ¡Oh, Niño demonio! ¿No crees que los atrapasueños se ven más bonitos que los saquitos estos? Además, ¿qué mal puede hacer un poco de cambio de decoración aquí?

ଘ 𝓑𝓪𝓴𝓾 ও Nostraoki 💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora