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—¡No! ¡Suéltame! ¡Suéltenlo!

El pilar del agua alzó la vista, con un nudo en la garganta y los labios temblorosos. Desde donde estaba arrodillado, humillándose frente a un kakushi cuyo rostro jamás había visto pudo distinguir la silueta de su esposa.

Un poco menos de autocontrol y habría sollozado.

¿Qué hacía ella ahí? Un charco de incertidumbre se asentó en el fondo de su estomago. ¿También seria castigada? No, se supone que el patrón la dejo ir, decidiendo que si no era parte del cuerpo de cazadores entonces no había razón para atentar en su contra.

Este castigo era exclusivamente para Giyuu Tomioka. El pilar traidor que perdonó la vida de un demonio.

Un gruñido, gutural y muy agresivo llama su atención. Es ella, luchando contra quienes la retienen en múltiples intentos infructuosos por llegar a su marido. —¡Tú, bastardo hijo de puta! ¡Mírame cuando te hablo, te voy a matar! —Se dirige muy directamente al kakushi frente a Tomioka, quien parecen tenso pero no completamente aterrorizado ante las amenazas de su esposa, claramente sin tomarla muy en serio y simplemente esperando el regreso de su compañero que continuaba manejando los preparativos para el resto de la tarde. Lejos de rendirse, ella parece más motivada a luchar contra quienes ya consideraba enemigos. —¡Te cortaré la garganta! —Giyuu la observa de pies a cabeza, capturando tantos detalles como puede a pesar de la distancia. Le alivia descubrir que ella luce en buen estado, lleva el haori que le regaló por su cumpleaños y parece que esta un poco lleno de tierra pero realmente no le importa. El arma enfundada en su cadera le dice a Giyuu que ella no ha sido traída aquí a la fuerza y si aún no la han desarmado y reducido entonces están siendo al menos un poco cuidadosos con la forma en que la tratan.

Es casi imperceptible, pero Giyuu suspira.

—¡Dije que lo suelten! —El azabache se pregunta quién podría estar deteniendo el avance de la dama.

¿Quién podría frenarla a ella, que en más de una ocasión se había arrojado a peleas físicas con Shinazugawa y salido con poco más que moretones y esguinces?

Entre la mancha de colores del cabello castaño de su esposa, Giyuu puede detectar visibles tonos de rosa y verde. Es Mitsuri, se da cuenta. Kanroji estaba ayudando a contenerla. Se estremece con más fuerza de la que le agrada cuando ella vuelve a gritar. —¡Sí le tocas un cabello te vas a arrepentir! ¡Todos ustedes se van a arrepentir! —Así es como eran las cosas, siempre era sensible a los asuntos con su esposa.

—¡Ustedes dos, ya suéltenme!

—¡Ya cállate, mierda! —Junto al marrón, el rosa y el verde, Tomioka también vislumbra una pequeña explosión de blanco. Shinazugawa, entonces. Giyuu no se pierde la manera en la que el pilar del viento aprieta la parte posterior del cuello de su mujer y la empuja sobre las rocas en el suelo. Hay un sonido, tan desgarrador que casi le provoca arcadas en ese mismo momento cuando la piel tersa de la mejilla izquierda de su compañera es brutalmente arrastrada contra la grava del jardín, es la manera de Shinazugawa de evitar que siga moviéndose y le duele saber que es asistido por Kanroji que detiene los ataques más elementales de ________ que hace todo lo posible por luchar y liberarse, lo odia. Lo detesta profundamente con cada pequeño trozo de su alma. Puede tolerar... No, esta dispuesto a tolerar lo mucho que Obanai, Shinazugawa y Kocho se burlan y hablan de él, acepta los empujones, las amenazas y el sarcasmo. Esta bien, no es menos de lo que alguien patético y débil como Giyuu se merece. ¿Pero ella?

No, ella no merecía ser tocada de esa forma cruel y desconsiderada. Giyuu esta listo para levantarse y correr, listo para arrojarse sobre el albino y obligarlo a pedir disculpas con la frente tocando el suelo porque, ¿cómo se atrevía?

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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