Capítulo 3

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•Namjoon•

Unos pocos minutos de trabajo con un par de tijeras y una camiseta vieja, y Namjoon tenía algo que no iba a ganar ningún concurso de belleza pero qué serviría lo suficientemente bien como una máscara para cubrirse la boca y la nariz, mientras se ataba detrás de la cabeza. Añadió un par de guantes de trabajo resistentes que sacó de la misma caja que la remera y estuvo listo para hacerle frente a la mata de menta.

Era curioso que nunca hubiera pensado en hacerlo antes, solamente arrugaba la nariz cada vez que tenía que trabajar cerca y lo hacía lo más rápido que podía. Pero esa mañana, mientras que escuchaba a Jimin hacer ruidos mientras daba vueltas en la cocina, había vislumbrado la caja en su visión periférica y se le ocurrió hacerlo.

No es que tuviera nada que ver con Jimin. Había dormido bien, eso era todo, y el descanso rejuvenecía la mente.

Namjoon volvió a mirar a la cabaña. No podía ver a Jimin, que todavía estaba vestido con su vieja bata - afirmó que era demasiado cómoda para sacársela - pero podía oírlo a través de su ventana abierta. Cantaba algunos éxitos en la radio, o trataba. A pesar de sus otras virtudes Jimin no podía llevar una melodía aunque su vida dependiera de eso. Una particular nota discordante provocó una mueca de dolor en Namjoon, y luego una leve sonrisa.

Aún no sabía nada del líder de la manada. Y tampoco ninguno de los ejecutores había venido anoche por lo que debía estar agradecido. Jimin se iría muy pronto. El pensarlo le hizo doler el estómago, pero él negó con la cabeza obstinadamente e hizo un nudo doble en su máscara. Lo que había sucedido entre él y el Omega la noche anterior había sido increíble y no podía negar que les había hecho bien a los dos. Jimin había dormido al menos tan profundamente como Namjoon, y todavía estaba dormitando cuando Namjoon se despertó al amanecer. Tampoco podía negar que su casa se sentía más acogedora con el Omega en ella.

Pero Jimin no era su Omega. El líder de la manada tendría otros planes, y ¿quería la molestia de todos modos?

No lo hacía. Nop. No más de lo que quería esta menta. Namjoon se puso lentamente en cuclillas para hacer frente a las raíces, y les dio un buen tirón. Salieron con bastante facilidad, aunque algunas se rompieron antes de salir de la tierra.

Mientras le fruncía el ceño a las raíces irregulares, Namjoon recordó repentinamente y vívidamente un lobo de más edad que se lamentaba porque la menta había infestado su patio trasero.

Dentro de la casa de Namjoon, Jimin comenzó a hacer algo que resonó y la hizo temblar. Namjoon levantó la cabeza y entrecerró los ojos en la ventana. Trató pero no pudo distinguir ningún detalle. El ángulo era el incorrecto para ver. Sonaba como que estaba sacando ollas y sartenes de las cajas.

Bueno... eso no era demasiado malo ¿no? Había comenzado él mismo a desembalar esta mañana. Jimin le estaba ahorrando tiempo y esfuerzo como pago por el santuario.

Y si tú te crees eso, hijo, tengo un puente para venderte. Namjoon se burló de sí mismo y se inclinó de nuevo para continuar con su tarea. Había eliminado la mitad del primer matorral, arrojando todo a un lado en una pila para quemar más tarde, cuando una llamada lejana de un lobo le hizo aguzar sus oídos. Escuchando con atención, identificó tres lobos separados moviéndose en formación triangular. Parecían más viejos que los cachorros que habían estado en el alboroto de ayer - con edad suficiente para ser dignos de ser escuchados.

Buscando, uno de ellos aulló. Buscando al pariente del Alfa. ¿Dónde? ¿Dónde?

Namjoon se frotó pensativamente el pecho. No creía que Jimin lo hubiera oído. El Omega no había parado de cantar alegremente.

Omega A SalvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora