Harry Potter, conocido en el mundo mágico como el niño que vivió, tiene una hermana. Sin embargo, el vínculo entre ellos nunca se fortaleció. ¿Por qué? Muy facil, ambos sabían que no compartían la misma sangre. El cabello de Naiara siempre fue una s...
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Sentí cómo me movían con suavidad. Al abrir los ojos, pude ver a Theo con una pequeña sonrisa y a los demás recogiendo sus cosas. Supuse que ya habíamos llegado.
—Despierta, Nia, ya llegamos —oí la voz de Draco a mi otro lado.
Me estiré en mi lugar, disipando cualquier rastro de pereza que pudiera tener, y de inmediato me levanté para recoger mis pertenencias. Los cinco nos encaminamos hacia la salida del tren, observando a todos a nuestro alrededor. Sinceramente, eran muy pocos los estudiantes que se comportaban con educación; la mayoría gritaba e incluso parecían un poco sucios.
Cuando descendimos del tren, no vislumbramos nada que se asemejara a una escuela. Esta confusión nos llevó a suponer que debíamos tomar otro transporte.
—¡Primer año, síganme! —escuchamos que nos llamaba la misma persona que había acompañado a Harry para recoger su material.
Nos dirigimos directamente hacia el semigigante. Observé cómo mi hermano se apresuraba a saludarlo. Una vez que se aseguró de que todos los de primer año estábamos presentes, decidió dar las instrucciones.
—En grupos de cuatro van a subirse a las barcas para cruzar el lago y llegar a Hogwarts. ¡Apresúrense! —dijo apresuradamente.
Seguí a Draco para subirnos juntos. Blaise fue el primero en subir, seguido por Draco y luego por mí. Me sorprendió ver cómo Theo se subía detrás de nosotros, dejando a Camille sola.
—Theo, ¿no irás conmigo? —dijo ella, haciendo un puchero.
—Ya me subí con ellos, Camille. Busca a tus amigas y ve con ellas —respondió el castaño, encogiéndose de hombros.
Vi cómo Camille apretaba los labios y me lanzaba una mirada que no logré interpretar, pero preferí ignorarla.
—¿Por qué no fuiste con ella, Theo? —murmuré, asegurándome de que solo él pudiera escucharme.
—A ella ya la conozco, Nia. Toda mi vida la he compartido con Camille. Ahora quiero conocerlos a ellos... y a ti —dijo, ofreciéndome una sonrisa cálida.
—Me alegra que decidieras venir acá. Me agrada tu compañía —le respondí, devolviéndole la sonrisa.
—¡Oigan, miren allá! —gritó Blaise de repente.
Theo y yo nos giramos de inmediato para ver qué señalaba el moreno. Allí, ante nosotros, se alzaba Hogwarts, un castillo imponente y majestuoso, completamente iluminado. Me quedé boquiabierta al verlo, nunca imaginé que fuera así. Dentro de mí, una oleada de emoción comenzó a crecer.
Estábamos a punto de llegar a la orilla cuando me giré hacia ellos con una expresión algo preocupada.
—Si llego a quedar en una casa diferente a ustedes, ¿prometen no dejarme de hablar? —les interpelé, buscando sus miradas una a una.
