Capitulo 1

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Se me había ocurrido la idea más loca de todas, contraatacar hacia cruel y su ejército, no solo para salvar a Minho, si no por venganza.

Éramos Newt, Brenda, Jorge, Fritanga y yo, cinco guerreros, aquellos cinco entre la multitud para dirigiéndonos hacia nuestro objetivo, cuando de golpe, sentí que todo se ponía a cámara lenta y vi pasar por mi lado a un chico alto y con una máscara negra que tapaba su rostro.
Llevaba un par de armas, una en la mano, como si esperase que alguien crease un disturbio simplemente para dispar, lo curioso es que se me hizo conocido, por algún caso hizo que mi corazón latiese deprisa, pues su mirada a través de aquella maya negra y mi mirada desnuda no se soltaban, seguían como un hilo descosido de una tela. Observé sus fuertes brazos y sus manos escondidas en unos guantes, que me hizo recordar a una persona ya difunta, pero al escuchar mi nombre proveniente de la voz de uno de mis 4 acompañantes, salí de aquel espejismo que me tenía loco.

Al llegar a la muralla que dividía la alta sociedad y nosotros, los "raros" según ellos, miramos detenidamente cada uno de nuestros pasos, como si el miedo de la pérdida nos comiese la cabeza, sabiendo que la probabilidad de conseguir lo que queríamos era nula, pero aún así, ninguno de nosotros dio media vuelta o simplemente se fue. Todos nos detuvimos, codo con codo, cuando ya no pudimos acercarnos mas debido a todo ese tipo de aparatos remastelizados de la dichosa ciudad. A lo lejos, sobre la muralla, había como dos o tres guardias que miraban nerviosamente el gran grupo de personas que había en la puerta de la muralla. Ante esa situación unos de ellos, empezó a informar de nuestra llegada por un micrófono que llevaba en la oreja, supuse que sería por nuestra llegada, por el echo de que no había otra cosa por la que alarmar. Notamos, cómo se dirigían a unas grandes cabinas con uso desconocido, que se giraban hacia el lugar donde nos encontrábamos.

Escuché un grito a lo lejos, algunas personas alarmando con palabras como; —correr!. Los segundos  pesaban como minutos y los minutos como horas, cuando la primera bomba salió de una de las cabinas y todos empezamos a correr marcha atrás. Corrimos hasta un callejón que nos permitió estar a salvo o mejor dicho, estar en menos peligro que antes. Al salir de el callejón, nos encontramos con unos chicos enmascarados, frente a un coche.
Uno de ellos cogió a Brenda a la fuerza, mientras que a mi, de la misma manera, el chico con el que antes choqué miradas, me miró de arriba a abajo con rapidez y me metió en el coche, como si de un premio se tratase. Después de meternos en el coche, arrancaron a máxima velocidad entre gritos, para marcharse de aquel lugar.

vamos, corre. Decían los conductores hasta verse alejados de la zona. 

Llegamos a un gran almacén en el que había muchas personas enmascaradas como una secta, nos sacaron entre gritos de aquel coche, con malas palabras y de manera bruta. Nos apuntaban con sus armas después de avernos salvado, como si pudiésemos contraatacar con las manos desnudas, todos estábamos realmente tensos, Jorge salió a patadas del camión, mientras pegaba a uno de aquellos muchachos con máscara, reclamando a Brenda.

¿Dónde está?— gritaba con desesperación
¿Dónde la tenéis?— gritó den nuevo mientras le golpeaba. 

Calma, calma, tranquilizaos— Dijo unos de los armados mientras nos separaban a todos.

—Estoy aquí, estoy aquí— gritaba Brenda tratando de frenar esta pelea sin posible final.

—Tranquilos, estamos en el mismo bando— Dice una voz conocida mientras agitaba lentamente las manos de arriba a abajo, para llamar nuestra atención.

¿Como que en el mismo bando?— grité desconcertado empujando las manos y pistolas que me apuntaban —¿quien coño eres tú?—

Todos quedaron quietos.
Callados.
Newt miraba al mismo tipo que yo, todos con la mirada fija sin entender nada, y el musculoso y fuerte chico quedó paralizado, con un evidente miedo y nerviosismo ante la verdad.
El, solo me miraba a mí, como si los demás no existieran, como si se tratase de una historia entre él y yo.
Con su mano izquierda alcanzó la parte baja de la máscara y la quitó con lentitud.

Y con ojos temblorosos y una suave voz grabe me dijo —hola verducho—.

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Escribo para decir que esto solo es el canon de la historia y he añadido algún que otro sentimiento i escena, nada más, disfrutar, mañana subo el siguiente.

Love, Jordan

𝓡𝓮𝓫𝓮𝓵𝓭𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora