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Habían pasado varias semanas desde aquella tarde en la que se revelaron sus sentimientos frente al río Han

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Habían pasado varias semanas desde aquella tarde en la que se revelaron sus sentimientos frente al río Han. 

Jungkook y Jimin salían agarrados de la mano una vez cerraron la frutería del rubio. La noche caía suavemente sobre la ciudad, y las luces de las farolas iluminaban su camino con un resplandor cálido y acogedor. 

Jimin se apegó al brazo del pelinegro, sintiendo la calidez y la seguridad que emanaba de él. Sus pasos resonaban en la acera, creando una melodía tranquila que acompañaba sus pensamientos. Levantó la mirada y observó cada detalle del rostro del joven chef, desde la curva de sus finos labios hasta la intensidad de sus ojos oscuros. 

Su mirada se detuvo en el tatuaje de mariposa que adornaba el cuello de Jungkook, un contraste intrigante contra su piel.

—¿Qué significa? —preguntó Jimin con su voz suave y llena de curiosidad, tocando con su pequeño dedo el lugar del tatuaje.

El más alto sonrió, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y nostalgia.

—La mariposa representa la metamorfosis, la capacidad de transformarse y encontrar belleza en cada etapa de la vida. Es un recordatorio de que la vida es efímera y que debemos abrazar el cambio para evolucionar —su tono estaba llena de una sabiduría tranquila. —Para mí, tú eres esa mariposa, Jimin. Has traído un cambio hermoso a mi vida, llenándola de colores y alegría. Aunque la mariposa es delicada, su belleza y su fuerza son inmensas, al igual que la influencia que tienes en mi vida.

—Se te ve muy sexy —dijo, sin poder evitar que una sonrisa traviesa se dibujara en sus labios. Se podía ver desde lejos cómo sus pupilas se transformaban en dos corazones latentes ante las palabras anteriores.

—Gracias, bonito. —estiró su índice y tocó levemente la pequeña nariz contraria— ¿Sabes? Como sabrás, mi fruta favorita es el mango.

—Sí, de hecho es la fruta que nos unió. —rió un poco.

—Hay algo en ti que siempre me recuerda a ella.

—¿Así? ¿Qué es?

—Posees una vitalidad que irradia energía y alegría, similar a la vivacidad de un mango maduro. Tu dulzura, esa que se percibe en cada gesto y palabra, es como la pulpa jugosa que promete un sabor inolvidable. Y al igual que la compleja textura de un mango, en ti encuentro una profundidad y una riqueza que me invitan a descubrir más cada día —explicó, cada palabra impregnada de la admiración y el cariño que sentía por aquel rubio que robó su corazón desde la primera vez que lo vio. —El mango es mi fruta favorita porque es dulce, refrescante y siempre me hace sentir feliz. Tú eres mi persona favorita porque tienes todas esas cualidades y más. Eres dulce en tu forma de ser, refrescante en tu presencia y siempre me haces sentir feliz. Eres mi mango Honey, una variedad única que destaca entre todas las demás.

Jimin se sonrojó, su corazón latiendo con fuerza al escuchar tal confesión. Se detuvo un momento, para mirarlo con una mezcla de asombro y ternura.

—Kook, eres increíble —susurró, abrazándolo con fuerza, sintiendo el latido del corazón de Jungkook contra su pecho. —Tú también eres mi mango Honey, Kook.

Y allí, bajo el cielo que se oscurecía, en un abrazo que era tanto un refugio como una promesa, ambos sellaron su amor con un beso. Un beso que era el comienzo de un capítulo, el sello de su amor, y la promesa de todos los amaneceres por venir. Un beso que llevaba el sabor a mango, dulce y embriagador, reflejando la esencia de su unión: una relación tan natural y perfecta como el sabor de la fruta favorita de Jungkook, llena de dulzura, pasión y una promesa de frescura en cada nuevo día juntos.

Ahora, cada paseo por el mercado era un recordatorio de aquellos primeros días de incertidumbre y esperanza. Los colores de las frutas, el aroma de las flores y el murmullo de la gente se habían convertido en el telón de fondo de su amor, una melodía constante que acompañaba el ritmo de sus corazones. Y mientras la ciudad se sumergía en la noche, el joven chef y el bello vendedor de mangos sabían que cada día juntos era un regalo, una oportunidad para amar y ser amados, bajo el vasto cielo estrellado.

 Y mientras la ciudad se sumergía en la noche, el joven chef y el bello vendedor de mangos sabían que cada día juntos era un regalo, una oportunidad para amar y ser amados, bajo el vasto cielo estrellado

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no se hacer finales de historias, y después de tanto tiempo al fin logro finalizar una de las tantas historias en emisión que tengo, espero les haya gustado aunque sea un poquito y disculpen si no es lo que esperaban, no se hacer cosas soft ni románticas, no se hacer historias en sí, pero se hace lo que se puede, además estuve en un bloqueo horrible, pero anyways, muchas gracias por leer, me hacen feliz.

Sabor a 𝗠𝗮𝗻𝗴𝗼 ♡ kookminWhere stories live. Discover now