08 de agosto 1824

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Querida Penelope:

Llegados a este punto, debes pensar que estoy perdiendo la cabeza. Quizá es justo lo que está pasando.

No solo no recibo respuesta de mi familia, sino tampoco tuya y mi preocupación comienza a impedirme seguir viajando. He pensado que algo malo ha debido de suceder y estar sin noticias me mantiene alerta.

Hoy he despertado con el extraño sentimiento de desolación. Es como hablar con la nada y estas cartas parecen llegar a un remitente qué no existe, como si quedaran en el olvido. Mi familia debe estar en sus asuntos y seguro apenas recuerda lo que estoy haciendo. ¿Acaso he cometido un error al viajar por tanto tiempo? ¿Están demasiado ocupados para responder? ¿Lo estás tú?

Me he pasado los últimos días pensando en si debería regresar o no a casa, no tener noticias, me ha vuelto un tanto paranoico y ahora no dejo de pensar que algo malo pudo haber pasado. Espero solo estar exagerando y que en realidad no sea más que eso. Hoy, mientras caminaba por Grecia, me pregunté si una parte de ti simplemente ya no desea leer mis cartas por el hecho de no querer escuchar de algo que no puede vivir. Pensé por un segundo lo agradable que sería poder llevarte en uno de estos viajes y como sé que lo disfrutarías. Espero no me guardes rencor por ello. Ojalá hubiera una forma de traerte conmigo y que no lo vivas a través de mis cartas.

Sé que en este momento te debo sonar como a alguien desesperado, pero no encuentro una forma coherente de expresarme. Penelope, ¿responderías mis cartas, por favor?

Tengo el presentimiento de que solo tus palabras podrían calmar estos sentimientos, estos nervios de que algo sucede en casa.

Tu amigo, Colin Bridgerton.

Las cartas de Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora