26. ¿Que debo sentir?

2 0 0
                                    

[Dalia]


Habían pasado unas 5 semanas luego de lo sucedido.

Las pesadillas y los recuerdos estaban quemando mi alma, estaban matándome.

El chico junto a mi solo quería salir, solo quería tener días divertidos y eso me irritaba. Yo no quería nada, yo no tenia ganas de nada. ¿Era tan difícil de entender?

¿Como puede él ser feliz luego de eso?

Esta mañana un amargo sentimiento se hizo presente en mi estómago. Luego de eso estuve días vomitando en las mañanas y cada que olía las comidas que tanto me gustaban. Sabía lo que era pero no quería hacerme ni un solo examen, no quería que se volviera real.

Aún así el chico se dio cuenta y por más que luche me llevo al hospital donde confirmaron que mis sospechas eran ciertas.

Estaba embarazada.

La verdad es que luego de escuchar las palabras mi mundo se fue en blanco, comencé a llorar, gritar y luchar. Yo no quería, no quería un hijo de él.

Los doctores seguían hablando pero sus palabras no fueron escuchadas por mí. ¿Que pudieron haberme dicho? ¿Querían darme opciones? No, yo no quería opciones. Yo solo tenia una opción en mente y eso era lo que quería.

Mi corazón se desgarraba con cada grito que salía de mi. Yo no quería esto, no quiero eso dentro de mi.

Lograron calmarme y pudieron hacerme un aborto como lo había pedido. Y, aunque me desgarró el alma hacerlo sabía que tener un niño con el hombre que tanto daño me había hecho no era una opción.

Luego de unos días en el hospital al fin pude irme a casa.

El camino al departamento fue algo silencioso e incómodo. El chico tenia una expresión de dolor en su rostro como si su corazón ya no pudiera más.

-¿Que tienes?- fue lo único que mis labios pronunciaron haciendo así que el chico volteara a verme.

Sonrió, pero en esa sonrisa pude ver el dolor que sentía. Y no era el mismo, no era el mismo dolor que llevaba cargando estas 5 semanas de infierno.

-Estoy bien, no te preocupes. ¿Como te sientes tú?- respondió y yo no supe que decir, solo mire hacía la ventanilla del carro y el supo mi respuesta.

Elizabeth nos recibió en el apartamento de Bezalel. Ella se estaba quedando en una de las habitaciones por mientras para no dejarme sola cuando Bezalel tenia que trabajar en el estudio.

Por suerte su horario y el de Elizabeth no concordaban así que yo nunca estaba sola. Por lo tanto, le agradezco tanto al chico al dejar que mi amiga se quedara en su hogar solo por querer mi bien.

Soy afortunada de tenerlo pero luego del infierno ya no sabía como demostrarlo.

Algunos meses después

Ya eran las 11 de la noche, mi cabeza  aún estaba dando vueltas como todos los días. No sabía que más hacer. Trataba de dormir pero no encontraba una manera cómoda de hacerlo.

Le di la espalda al chico junto a mi hasta que sentí que empezó a acariciarme.

Ya no podía más, odiaba la sensación y él se dio cuenta así que solo me beso la cabeza y se volteo nuevamente sabiendo que no quería ser tocada.

-Beza- lo llame y el se giró nuevamente.

-¿Si?- respondió.

-¿Te molesta que no quiera?- pregunté y él se quedo callado unos segundos.

-No, no me molesta- respondió

-No mientas-

-¿Porque piensas que miento?- pregunto mientras se sentaba en la cama para poder verme ya que yo seguía dándole la espalda.

-Porque se que te molesta, porque tu rostro cambia cada vez que te rechazo, porque se nota tu indiferencia cuando simplemente no quiero-

-No me molesta. No puedo negar que me hace falta sentirte y amarte como hacíamos antes, sin embargo, eso no gira entorno a nosotros. No necesito hacerlo, solo te necesito feliz-  respondió.

-Deja de engañarte. Si eso que dices fuera cierto no se notaría en tu rostro lo irritado que te pones cuando te rechazo- respondí.

-Yo no lo hago, tu lo haces. Yo simplemente te doy tu espacio. No voy a forzarte, yo no soy él- se noto el claro enojo en su voz.

-Oh, ¿Es mi culpa ahora?- pregunte molesta.

-Nunca dije que lo fuera-

-Pero lo insinuaste-

Ambos simplemente nos mirábamos, yo estaba enojada, el estaba enojado aunque no quisiera demostrarlo. Su mandíbula estaba tensa, su semblante era uno serio.

-Yo no actuó indiferente porque piense que es tu culpa. Lo hago porque siento que incluso haciendo todo lo que esta en mi para poner una sonrisa en tu rostro nuevamente, no puedo hacerlo- respondió.

-¿Entonces crees que follar es lo que me hará feliz?- pregunte nuevamente y el se levanto de la cama.

-No Dalia, no. Tu sabes de lo que hablo-

-No, no lo se. Solo me buscas para eso, estoy cansada-

-¡SABES QUE NO!- llevo sus manos a su rostro, estaba frustrado- mierda, llevo todos estos meses invitándote a salir. Dijiste que no querías y respete tu decisión así que trate de hacer tu encierro un poco más divertido. Ponía tus películas favoritas y te compraba tus snacks favoritos pero siempre decías que no estabas de animó, que estabas cansada y aun así te entendí. Pasé días contigo en el hospital y ni siquiera me queje porque no había nada de que quejarse, yo no pase lo que tú y eso te encargaste de decirlo siempre. Y no, no pase lo que tu pasaste pero si llevo todos estos putos meses maldiciéndome por no llegar antes, por no poder hacer más- hizo una pausa pero antes de seguir hablando yo le interrumpí.

-Porque es cierto, no pasaste lo que yo. A ti no te secuestraron, no te violaron. Yo fui la que quedó embarazada de él luego de eso. ¿Sabes lo difícil que fue el proceso del puto aborto para mi? No, no lo hiciste porque tú...- me interrumpió

-SI; SI LO SUPE. YO ESTABA AHÍ- alzó su voz- yo estaba ahí sufriendo porque sabía que no era de él- su voz se quebró y yo simplemente quede confundida.

-CLARO QUE LO ERA, FUE DESPUÉS DE TODO- sentía mi corazón quebrarse. ¿Como podía decir todo eso a la ligera?

-5 semanas- dijo por lo bajo- habían pasado 5 semanas después de la violación cuando te diste cuenta de que estabas embarazada. No era de él, yo si preste atención cuando los doctores dijeron que tenias de 8-10 semanas de gestación. TU NO QUISISTE ESCUCHAR- sus ojos se cristalizaron

-¿Porque no me dijiste?- mis ojos comenzaron a cristalizarse.

-¿Como podía? Pasaste por tanto, fue tanto lo que sufriste que no escuchaste lo que los doctores decían. Pediste abortar entre gritos y llantos y yo no podía decirte que no- dijo y lagrimas comenzaron a escapar de mis ojos- yo no soy quien para decirte que decisión tomar sobre tu cuerpo, pero, si tan solo hubieras escuchado unos segundos más- comenzó a llorar y se dirigió a la puerta- olvídalo, llamaré a Elizabeth para que te acompañe hoy-

Y sin más cerró la puerta dejándome con la palabra en la boca.

No sabía que hacer, estaba tan confundida como con el corazón hecho pedazos.

¿Realmente fui dura con él? No, no era mi culpa. ¿Como podría yo saber lo que el sentía?

Aunque... el siempre supo como me sentí yo.

Mierda, escondió lo que sentía para protegerme y yo solo lo lleve a su limite.

Pasaron los minutos y Elizabeth llegó. Deseaba que ella no hubiera escuchado nada de lo que pasó pero considerando que su habitación estaba cerca y la forma en la que me miraba supe de inmediato que lo había hecho.

Entro a mi habitación y simplemente me abrazó. No podíamos parar de llorar, tanto así que me dormí en los brazos de mi amiga.

..........

Unidos por un hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora