Jennie y Lisa, dos estudiantes de secundaria con personalidades muy diferentes, son emparejadas para un proyecto de ciencias que implica la creación de un jardín de mariposas en el patio de la escuela. Lo que comienza como una tarea escolar se convi...
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Ambas estaban sentadas en el sofá de la casa de Lisa, sin saber precisamente como comenzar a hacer el proyecto. Ya tenían el dibujo de como hacer el jardín, pero en realidad no sabían muy bien como ubicarlo todo ni mucho menos donde poner las flores y decoraciones.
Lisa y Jennie se encontraban sentadas en el acogedor sofá de la casa de Lisa, rodeadas por la tranquilidad del ambiente. Habían avanzado con el dibujo del proyecto del jardín, pero ahora se enfrentaban al desafío de llevarlo a la realidad. Ambas miraban el dibujo con expectación, tratando de visualizar cómo podrían trasladar cada detalle al espacio real.
—Creo que lo primero que debemos hacer es decidir dónde ubicaremos el jardín —dijo Lisa, rompiendo el breve silencio que las envolvía—. Debe ser en el patio trasero, eso lo sabemos, pero falta definir exactamente la ubicación y distribución de las flores y decoraciones.
Jennie asintió, reflexiva. —Sí, tienes razón. Necesitamos encontrar el lugar ideal dentro del patio trasero donde podamos maximizar la luz solar para las plantas y al mismo tiempo crear un espacio hermoso y funcional.
A Lisa le gustaba escuchar a Jennie hablar, le producía un extraño estimulo en el cerebro, como si cada palabra fuera una suave caricia. Siempre la hacía querer escuchar más y más, querer besar la nuca de Jennie mientras la escuchaba hablar, aunque sabía que debía mantener la compostura. Lisa apartó esos pensamientos y se concentró en el proyecto.
—Podemos ir a la escuela mañana y quedarnos más en la tarde, podemos medir todo y yo puedo tomar una foto. En mi computadora, ubico donde vamos a poner las cosas y a ti que te encanta la botánica y biología, podemos ir a algún vivero y comprar las semillas o directamente las flores.
Jennie sonrió, apreciando la propuesta de Lisa. —Me parece una idea excelente. Así podremos asegurarnos de que todo esté bien planeado y se vea como lo imaginamos.
Lisa asintió, sintiendo una mezcla de alivio y entusiasmo al ver que Jennie estaba de acuerdo. —Perfecto. Mañana después de clases, entonces.
Jennie se estiró, alzando sus brazos, su suéter levantándose ligeramente y mostrando su cintura. Estrecha, curvas que se guiaban hacía sus más anchas caderas de manera natural y suave. Lisa apartó la mirada rápidamente, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.
No creía que de su cabeza en mucho tiempo se fuese la imagen de la línea de su abdomen terminando en su pequeño y adorable obligo, siendo enmarcado por la cintura diminuta y fina de Jennie.
Observando en su cabeza como los pliegues de su suéter blanco abrazan su linda piel acaramelada, la cual era adornada por delicados lunares que se esparcían suavemente sobre su abdomen. Lisa sintió una punzada de anhelo, deseando poder acariciar esa piel suave, besar su linda pancita y la línea de su cintura, hasta llegar a sus caderas.
