Jennie y Lisa, dos estudiantes de secundaria con personalidades muy diferentes, son emparejadas para un proyecto de ciencias que implica la creación de un jardín de mariposas en el patio de la escuela. Lo que comienza como una tarea escolar se convi...
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El día de la feria de ciencias, llegó. Lisa estaba bastante tranquila, pero Jennie no hacía más que caminar de un lado a otro, hecha un manojo de nervios.
El gimnasio de la escuela estaba decorado con una variedad de proyectos científicos, cada uno más impresionante que el anterior. Los estudiantes y padres se movían por el espacio, admirando las exhibiciones y haciendo preguntas a los presentadores.
Sin embargo, el proyecto de Jennie y Lisa era la última atracción; eso porque ambas tenían su proyecto en el patio trasero; donde revoloteaban mariposas de manera animada. Junto en un pequeño arbolito, donde habían unas pequeñas crisálidas en formación.
Había una mesa donde tenían el dibujo de Lisa del jardín, Jennie estaba en el patio trasero, preparándose para recibir a los visitantes, su rostro mostrando una mezcla de ansiedad y emoción. Lisa, por otro lado, estaba revisando los últimos detalles, ajustando las plantas y asegurándose de que todo estuviera perfecto. Aunque su exterior era calmado, el esfuerzo y dedicación que había puesto en el proyecto era evidente en cada pequeño detalle.
—Jennie, relájate un poco —dijo Lisa, acercándose a ella con una sonrisa tranquilizadora—. Todo está listo. Solo tenemos que disfrutar del día.
Jennie se pasó una mano por el cabello, su nerviosismo palpable. —No puedo evitarlo, Lisa. Estoy tan nerviosa. ¿Y si a nadie le gusta nuestro proyecto?
Lisa se sentó en una de las bancas del jardín, y con las manos temblorosas, tomó a Jennie por la cintura, poniéndola entre sus piernas y sentandola en una de ellas. Pasó sus brazos por su cintura y escondió la cara de Jennie en su cuello.
Jennie sintió el calor y la calidez del cuerpo de Lisa a través de la tela del suéter que ambas compartían, lo cual le brindó una sensación reconfortante. Las palabras de Lisa eran suaves y tranquilizadoras, y el abrazo de Lisa tenía el poder de calmar su ansiedad.
Sus mejillas se sonrojaron y se aferró ligeramente a la espalda de Lisa, sintiendo una mezcla de seguridad y emoción. El abrazo de Lisa era un bálsamo para su nerviosismo, y el aroma familiar de su perfume la hizo sentirse más en calma.
—G-gracias Lili—agradeció la castaña, nerviosa ante el contacto soñado con la chica que le gustaba. Su voz temblaba un poco, pero sus palabras estaban llenas de gratitud y afecto.
Lisa le sonrió con ternura, sus dedos acariciando suavemente la espalda de Jennie. —No tienes que agradecerme. Estoy aquí para ti, siempre. Vamos a hacer que este día sea inolvidable, ¿de acuerdo?
Jennie asintió con una sonrisa tímida, sintiendo el latido acelerado de su corazón al estar tan cerca de Lisa. El abrazo la hizo sentir segura y apoyada, y se dio cuenta de cuánto significaba para ella tener a Lisa a su lado.
El sonido de la campana anunciando el inicio del evento sacó a Jennie de sus pensamientos, y Lisa la ayudó a levantarse. Ambas se dirigieron hacia la mesa del jardín, listas para recibir a los visitantes y compartir su proyecto con el mundo. La calidez del abrazo de Lisa seguía en el corazón de Jennie, dándole la confianza y la fuerza necesarias para enfrentar el día con una sonrisa.
