𐙚 curitas.

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Inmediatamente, como si el destino estuviese en contra suya, el timbre del fin del receso se anunció por todo el Instituto.

Jimin estaba a punto de seguir a JungKook, y podía hacerlo. ¡Hasta le había dicho a Taehyung que no le esperase hasta la hora de salida!

Sería muy fácil, sólo era cuestión de faltar unas cuantas horas de clases. ¿Qué había de malo? ¡Oh! Lo había olvidado. Después del receso tenía examen de Álgebra. ¡Que descuidado que era!

No, no podía faltar. Él se consideraba un chico ejemplar, no estaría bien reprobar algún examen. Por lo que rápidamente, como sus pies le permitieron, corrió hacia su salón. Dejaría para la próxima ocasión su conversación con JungKook.

ʚ🍓ɞ

Siguiente y nuevo día.

Jimin entró por las puertas del Instituto, siendo seguido por las miradas de algunos estudiantes para nada disimulados. Todos sabían lo agradable y dulce persona que era el pelirosa, y su don para entablar alguna conversación con quien quiera. Pero les resultaba difícil asimilar lo acontecido el anterior día en la cafetería.

¿En verdad Jimin gustaba de JungKook? ¿De aquel chico solitario que provocaba miedo a todo aquel que se cruzase con él? El chico "mermelada", el más dulce y tierno, ¿enserio estaría con un tipo tan insípido como Jeon JungKook?

Eso era muy difícil de procesar, sin embargo, no era imposible.

—¡Tae! —llamó el pelirosa cuando vio que el castaño se encontraba a unos metros delante de él, mientras rápidamente corrió para estar frente a frente, con una bonita sonrisa adornada en sus comisuras.

—¡Jiminie! ¿Con que aquí estás? Dime, ¿Qué hiciste ayer para dejarme plantado comiendo solo en la cafetería? —preguntó el mayor, mientras agarraba con sus dedos una de las mejillitas del pelirosa.

—¡Auch! Duele Tae —refuta bromeando hacia el contrario—. Lo siento hyung. No volverá a suceder.

—Pero, ¿En qué te haz metido? ¿A dónde fuiste? —interroga el castaño, mientras ambos se adentran hacia el Instituto.

—Fui tras JungKook apenas se fue de la cafetería —mencionó inocentemente el pelirosa, no había nada de malo confiar en su mejor amigo acerca de su próxima misión, ¿verdad?

—¿Qué? —preguntó incrédulo Taehyung, cambiando su semblante a uno serio— ¿Lo seguiste acaso?

¡Ops! Palabras incorrectas. Tal vez no debió decirle eso a Taehyung, siempre se molestaba cuando lo mencionaba; aunque trataba el castaño de entender los sentimientos del pelirosa, no podía hacerlo del todo.

—Uhm... sí —y Taehyung detuvo su caminar, para mirarlo de brazos cruzados, con un semblante que no le gustaba mucho a Jimin. No debió ser muy sincero al respecto.

—Prométeme que dejarás de hablar con él, Jimin. ¿No ves que ayer en la cafetería él te trató como basura? ¿O eres demasiado ingenuo? —¿ingenuo? Claro que lo era, pero su fuerte intención de hablar con JungKook, ahora que tenía la oportunidad, crecía dentro de él. Y no podía detenerlo.

—Perdón Tae —habló el pelirosa con un tierno puchero—. ¡Lo prometo! —exclamó, con su mano derecha detrás de su espalda, ocultando el cruce de dedos que había hecho.

—Está bien, Jim —habló el castaño, relajando sus facciones y dándole una bonita sonrisa al pelirosa.

Jimin se sintió mal, la verdad es que no le apetecía mentir hacia su mejor amigo. Pero... Sabiendo que Taehyung se descolocaba cada que mencionaba a JungKook, sería mejor que el castaño no supiese de su nueva misión.

—¿Quieres una golosina? —preguntó el pelirosa, mientras sacaba de su bolsillo una piruleta sabor a fresa y se la extendía a su mejor amigo con una bonita sonrisa.

ʚ🍓ɞ

Cambio de hora.

La asignatura de deportes no era muy llamativa, sin embargo, a Jimin le encantaba el cálido sol recorrer por su palida piel.

Era la única asignatura que podía compartir con JungKook, puesto que se unían varias clases en una sola, y eso le emocionaba al pelirosa. Se había ajustado el moñito color rosa pastel en su cabellito, mientras tomaba un sorbo de agua de la botella que tenía en la mano.

Deportes en parte le cansaba al menor, debía admitirlo. ¡No tenía resistencia para nada! Y para peor, era torpe con sus pasos.

El entrenador les había mandado a correr diez vueltas por la cancha, pero ni siquiera iba por la segunda, y ya se veía agotado.

—¡Jimin! Deja de estar en las nubes, y corre —mencionó exhausto Taehyung, el cual se encontraba igual de agotado (o peor) que el menor.

—¡Oye! No molestes al niño bonito —se oyó decir por parte de HoSeok, mientras una sonrisa pícara surcaba sus labios.

Jimin agradeció el gesto, y sonrió de vuelta inocentemente.

El pelirosa estaba un tanto desanimado, después de todo, se había olvidado que, aunque compartiese la asignatura de deportes con JungKook, él jamás lo pudo ver presente en clases. Siempre se ausentaba.

¿Tal vez no le gustaba el sol? ¿Acaso sería un vampiro? Jimin sonrió por su curioso pensamiento. Eso nadie lo sabía. Pero quería averiguar más del pelinegro. No duda mucho en que su objetivo —el de su corazón—, fuese el poder saber más del tatuado. Le causaba mucha inquietud y curiosidad. Y ahora que disponía de la oportunidad, no dudaría en tomarla.

Y en un descuido, sus torpes pies se tropezaron entre sí, haciéndolo caer de rodillas al pelirosa contra el duro pavimento, y generando que sus rodillas se raspasen en el proceso, ocasionando que sangre saliese de las recientes heridas del menor.

—¡Jiminie! ¿Estás bien? —preguntó Hoseok, acercándose más hacia el pequeño, dándose cuenta de sus heridas—. ¿Quieres que te lleve a la enfermería?

—No, descuida —formuló el menor, sonriendo apenas—. Mas bien, deberías hacerte cargo de Taehyung. Sólo míralo.

Y podía ver como el castaño se encontraba tendido en medio de la cancha, siendo testigo de una escena sumamente graciosa. Podía ver como el entrenador lo miraba con desaprobación cruzando de brazos, mientras los demás reían con entusiasmo.

—Entiendo —dijo con una sonrisa de hoyuelos—, pero ve con cuidado ¿sí? —y al terminar de hablar, sobó su cabecita como si fuese un cachorro, para después dirigirse hacia el dramático Taehyung tendido en el piso.

Jimin hizo su mayor esfuerzo para levantarse, sus rodillas ardían ¡mucho! Se dio cuenta que las palmas de las manos también se habían raspado en el proceso. Hizo un tierno puchero en sus labiecitos y resopló. ¡Ansiaba tanto unas curitas con figuritas de jirafas y zebras!

Entre tanto, en su caminar hacia la enfermería, se fijó de una silueta que conocía. Y su corazón comenzó a latir con frenesí, mientras sus mejillitas se tinturaban de carmín.

—¡Jeon JungKook! —exclamó el pelirosa, olvidando el dolor de sus heridas y las curitas de animalitos, dirigiéndose así, hacia el mayor con sus comisuras alzadas en una bonita sonrisa.

...

(wattpad no me deja poner banner)

lo odio.

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⏰ Última actualización: Jun 25 ⏰

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