Capitulo decieseis: Ayuda

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¿A mí? ¿A mí? ¿De todas las personas, me está pidiendo consejo a mí? Dios, ¿estaré soñando? Quizás este es el día que-

Yzma: ¡ALTEZAAA!

Kronk: _maldita sea_

Yzma bajó las escaleras para ir detrás de Kuzco y preguntar por su bienestar, ya que es muy raro que Kuzco tuviera esos arranques; no era normal en él. Por otra parte, Jafar se quedó en la junta para poder excusar a Kuzco. Yzma decidió llevar a Kuzco a sus aposentos, pero no sin antes reprocharle.

Kuzco: Pero estoy bien, Yzma, no intenten hacer mi trabajo. Yo seré el emperador, tú solamente aconsejas. Además, estaba hablando con Kronk.

Yzma: Alteza, recuerde que usted no debe hablar con la servidumbre.

A Kuzco jamás le parecía bien cómo Yzma se refería a Kronk, pero como notaba que a Kronk no le importaba, no decía nada, aunque le mostraba su enojo por ciertos comentarios.

Yzma: Es más, ¡Kronk!

*Kronk puso su pose de combate*
Aquí, Kronk.

Yzma: Revisa que todos tus subordinados hagan algo de provecho.

Kronk se fue trotando a cumplir la orden, pero, a decir verdad, Kuzco se molestó un poco porque, aparte de que él quería hablar con Kronk, no le parecía bien en algunas ocasiones cómo Yzma se refería a Kronk. Pero, como él notaba que a Kronk a simple vista no le afectaba tanto, no tomaba cartas en el asunto.

Yzma escoltó a Kuzco hacia sus aposentos, guiándolo por los enormes pasillos del palacio. A pesar de que Yzma y Kuzco estuvieran en el mismo lugar, la mente de Kuzco divagaba acerca de lo que sentía en esos momentos, hasta que las palabras de Yzma lo sacaron de sus pensamientos más profundos para poner los pies sobre la tierra de nuevo.

Yzma: ¿Qué es lo que mantiene su mente ocupada, su alteza?

Kuzco no sabía qué responder, porque literalmente ni él mismo sabía qué le pasaba. Necesitaba la guía de alguien, pero sin ser sospechoso o levantar alguna sospecha de sus pequeñas salidas nocturnas fuera del palacio. Pero esa no era su única preocupación; él necesitaba saber qué era lo que estaba sintiendo y por qué lo estaba sintiendo. ¿Qué lo hacía sentirse de aquella manera? Y se dio cuenta de con quién estaba.

Kuzco: Yzma, tú has vivido mucho, ¿no es cierto?

Yzma: Su alteza, soy una mujer sabia, pero no tan madura. Soy incluso más joven de lo que aparento.

Kuzco: _Entonces, ¿ella le pudo dar consejos a Noé de cómo construir la barca y no de cómo hacer fuego como creí?_ Ejem. Entonces, ¿crees que puedas ayudarme con algo?

Yzma: Claro, alteza, ¿en qué puedo servirle?

Kuzco: Bueno...
Kuzco se quedó congelado. ¿Qué es lo que iba a decir de todos modos? Él sabía perfectamente que tenía prohibido salir del palacio y confesar lo que estaba haciendo haría que le prohibieran o le pusieran mucha más seguridad de la que tenían ahora ya acostumbrados.

Yzma: ¿Alteza?

Kuzco: Eh? Ah, sí! Bueno, estaba... ¡Leyendo! ¡Sí! Leyendo acerca de los antiguos cortejos antes de nuestro reino. Pero tú, al tener la... "experiencia", ¿cómo se supone que funciona el cortejo?

Yzma se quedó extrañada por la pregunta del joven príncipe; a él jamás le habían interesado este tipo de cosas románticas. Ya era muy común que el joven príncipe rechazara a todos sus pretendientes que llegaban al palacio, pero pensó que tal vez tendría un nuevo cambio, así que decidió orientarlo.

Yzma: Bueno, su alteza, un cortejo no puede dar inicio si no hay un interés de por medio.

Kuzco caminaba detrás de ella, como es de costumbre, ya que él es un príncipe y aún no asciende al trono. Pero aún con todo esto, él se quedó atento a lo que ella comentaba.

"No seamos nada" - Kuzco x AladdinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora