Era una noche frenética en el casino Crono de la isla Paradise. Marcus Carrera estaba en el balcón fumándose un puro mientras le dada vueltas a la cabeza. hacia años, había sido un hombre de negocios duro con unos contactos bastantes sospechosos y una reputación muy mala . seguía siendo un tipo duro, por supuesto, pero esperaba haberse deshecho de su reputación de mafioso.
Era el dueño de un buen numero de hoteles y casinos en los Estados Unidos y en las Bahamas, El casino Crono eras una mezcla de hotel y casino; su favorito. La clientela exclusiva estaba compuesta, principalmente, por estrellas de cine, de rock, millonarios y un par de engreídos. Era multimillonario y, aunque todos sus negocios eran legales, tenia que mantener su reputación de mafioso durante algún tiempo mas. Y lo peor de todo era que no podía decírselo a nadie.
Bueno aquello no era del todo cierto; podía decírselo a Smith, su guardaespaldas. Ese si que era un tipo rudo. Tenia una iguana por mascota y se estaba convirtiendo en un mito en la isla; hasta había llegado a pensar que el motivo principal de que sus clientes fueran al casino era el de conocer al misterioso señor smith.
Se desperezo para quitarse el cansancio. Su vida nunca había sido tranquila: pero últimamente estaba estaba resultando extenuante. Se sentía como si tuviera doble personalidad; pero cuando pensaba en el motivo de tanto estrés, no se arrepentía de su decisión. Su ubico hermano, Carlos, estaba enterrado en chicago, había muerto victima de un señor de la droga que utilizaba una empresa en las Bahamas para blanquear su fortuna.
Carlos solo tenia veintiocho años cuando murió y había dejado una mujer y dos hijos pequeños. Marcus se ocupaba de su bienestar, pero eso no les devolvia al marido y al padre. La peor muerte; por dinero. O, peor aun, por el dinero de un banquero al ayudar a un mafioso renegado de Miami a comprar casinos en la isla paradise. No se iban a escapar facilmente.
Dio una calada a su habano, el mejor del mercado. Smith tenia amigos en la CIA que viajaban a Cuba de vez en cuando, Compraban allí los cigarros y se los regalaban a quienes querían. Smith se los pasaba a su jefe porque el no fumaba. Tampoco bebía y rara vez decía palabrotas. Marcus meneo la cabeza, riéndose para si; Smith era todo un enigma. Aunque muy parecido a el. tuvo que admitir.
Levanto la cabeza para aspirar la brisa del océano. El viento le alboroto el pelo ondulado, ya surcado por vetas cenizas; Media un metro ochenta y cinco y, a pesar de su corpulencia, era un hombre elegante y ágil como una pantera. Tenia unas manos muy grandes y las únicas joyas que llevaba era un Rolex en la muñeca y una anillo con rubí en el dedo meñique. Tenia la tez trigueña y el blanco inmaculado de su impecable camisa la resaltaba. Llevaba un traje de chaqueta negro. Sus zapatos negros estaban tan brillantes que en ellos se reflejaban las palmeras del balcón donde estaba, y la luna. Tenia las uñas muy cortas e impecables. Iba recién afeitado y con gel en el pelo., nunca llevaba nada mal puesto. Le obsesionaba ir bien arreglado.
Su padre tuvo la mala suerte de cruzarse en el camino con un matón del barrio que le propino una terrible paliza cuando se negó a trabajar con carros robados.
Marcus apenas tenia doce años cuando aquellos sucedió; demasiado pequeño para buscarse un trabajo. Su madre trabajaba limpiando y carlos, cuatro años menor, todavía iba al colegio. Con su padre sin trabajar, tuvieron que vivir con lo que su madre llevaba ala casa, lo cual solo llegaba para poner algo de comida sobre la mesa.
Hasta que llego un día en el que no pusieron pagar el alquiler y acabaron en la calle. Los dos socios de su padre se negaron a prestarle ayuda y lo apartaron del taller alegando que no había ninguna contar contrato escrito. No pudieron pagar un abogado por no tener dinero.
Su madre se vio obligada a pedir ayuda al estado. Era una mujer abatida que intentaba sacar a asu familia adelante mientras su marido permanecía inmóvil en una cama. incapaz de reconocer a su propia familia. Un coagulo de sangre acabo con el a los pocos meses de la paliza, dejándolos a ellos tres solos.
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Enamorada
RomanceDelia viaja de vacaciones, sin saber sé encontrara con que estar enamorada no es como lo pintan en las novelas rosas. es un sentimiento de necesidad y satisfaccion q la corroe y Qué es más Qué correspondido por un enigmatico hombre del que no sabe n...