Del hotel les enviaron la cena en una furgoneta. Compartieron un coctel de frutas, filete y ensalada y una botella de champan. Marcus la hizo quedarse en el dormitorio cuando llego la comida porque no quería que nadie la viera.
-No es que me avergüence de ti- le dijo cuándo se sentaron a la mesa-. Pero no quiero que se entere tu gente.
-Especialmente Barbara -.convino ella.
Mientras comían, el teléfono móvil de el sonó.
Él estuvo un rato escuchando.
-No -.dijo cortantes-. No puedo. Hoy, no-.miro a delia pensativo-. Eso ha sido culpa tuya, no mía. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte en Miami? ¿Hasta finales de la semana? De acuerdo, llámame cuando regreses. Hasta entonces. He dicho que hasta entonces-. Y colgó.
Inmediatamente marco un número.
-¿Smith? Escucha, no quiero más llamadas por hoy. Encárgate de todo -.escucho un momento-. Diles que estoy ocupado hasta mañana-.espero un rato-. No es asunto tuyo. Haz lo que te he dicho. Vale, gracias.
Dejo el teléfono a un lado y se sirvió un trozo de tarta de chocolate.
-¿no te gusta el chocolate?-.pregunto.
-A veces me da dolor de cabeza-.dijo ella-. No quiero estropear el día de mañana. El sonrió y se dedicó al pastel.
A el le gustaba dormir con la ventana abierta. Ella estaba acurrucada en sus brazos en una cama enorme y pensó en lo difícil que le iba a resultar explicarle aquello a bárbara.
Después, se concentró en el calor de aquel cuerpo grande junto al de ella y recordó la intimidad que había compartido con el y ya nada le importo. Costará lo que costara, aquella era la primera vez que se sentía feliz en toda su vida. Sintió que el movía un brazo y la atrapaba contra el, ofreciéndole calor y protección.
No me dejes-.susurro, medio dormido-.no me dejes nunca.
-no te dejare-. Le susurro ella-. Te lo prometo. Dejo escapar un suspiro. Si Barb llamaba al hotel, los de recepción le dirían que se había quedado a dormir en casa de Karen y ella es diría lo mismo. Era una coartada perfecta. No le importo que aquello fuera mentira y la primera que le decía a su hermana; pero aquella era la primera vez que hacia muchas cosas. Ya era una mujer adulta y podía tomar sus propias decisiones. Quizá estaba completamente equivocada en aquella ocasión, pero nunca en la vida había deseado algo tanto como deseaba a Marcus.
Una vocecilla interior le advirtió de que algunas cosas al final resultaban realmente caras. Ella se negó escuchar. Lo único que importaba era el maravilloso sentimiento de pertenecer a alguien, de....amar. dejo escapar un suspiro y se quedó dormida.
A la mañana siguiente, delia estaba vestida, esperando en el salón cuando la dueña de la boutique llego. Una mujer de piel morena y con unos vivaces ojos marrones entro cargada de cajas.
-Hola, maría-. La saludo Marcus-. Te presento a delia.
-hola-.saludo ella-. He traído de todo-.le dijo a delia, dejando las cajas encima de una mesa.
-echa un vistazo y elige lo que quieras-.le dijo el.
¿Aceptas tarjetas de crédito?-.le pregunto delia a maría.
-.yo pago-.dijo Marcus.
-no, gracias-.dijo delia con contundencia, sonriéndole a maría-. Tengo una magnifica tarjeta de crédito.
María le dedico a Marcus una mirada cargada de sentido.
-una mujer con principios.-dijo-. Una novedad en tu vida, primo-.añadió con malicia-. Si, acepto tarjetas de crédito y, además, estas de suerte porque estamos de rebajas. Todo esto tiene el treinta por ciento de descuento.
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Enamorada
RomantikDelia viaja de vacaciones, sin saber sé encontrara con que estar enamorada no es como lo pintan en las novelas rosas. es un sentimiento de necesidad y satisfaccion q la corroe y Qué es más Qué correspondido por un enigmatico hombre del que no sabe n...