esperé

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En esta vida, el conjunto de pequeños y grandes recuerdos nos hacen llevar a un sentimiento. Algunos dicen que esa emoción se llama felicidad, otros diran que es lo único que necesitan en su vida, pero esas escasas sensaciones no alcanzan para llamarse una necesidad.
Cuando el chico Rossi encontró a Andrew mora en ese gym, sintió un cosquilleo en lo más profundo de su conciencia, con una leve luz tenue ilumina el único gramo de felicidad, él cual pensaba nunca iba a volver a estar al descubierto. Juraba que podría haber logrado ocultar su gran lado morboso, pero después de pasar algunas semanas junto con Andrew... Se termino haciendo algunas que otra fantasía con ese chico.

-cuando termine, ¿Te apetece tomar algo a algún lado?

Le dijo tranquilamente a Mora, intentando pretender la buena territorio en esta experiencias.
Durante este tiempo logro hacer que Andrew deje de tartamudear, por lo menos disminuyó su frecuencia. Eso realmente le molestaba un poco, pero no era algo con lo que no podía lidiar.

-¿Estás hablando e-encerio... O que?

-Anda, como si yo fuera un hombre de mentiras.

-No tengo idea... P-pero estoy tieso del dolor...

-Oh... Ven conmigo y te daré un masaje que te va a hacer olvidar de todos los dolores.

Últimamente Benjamín ha intentado provocar al pequeño, pequeñas insinuaciones, nada especial, solamente diminutas frases que lo hacen quedar al otro chico como un pervertido. Aunque le sube de vez en cuando el tono a una que otra frase. 
Después de soltar esa pequeña indirecta, logra notar como Andrew realmente se pone nervioso, como logra cachar la referencia sexual. Mira como se le queda mirándolo fijamente, el rubor que se entiende nerviosamente por sus mejillas, mientras no mueve su mirada ningún centímetro de la de Benjamin.

-¿Estas mosqueado conmigo o qué?
Rossi se burla levemente del chico más pequeño, actuando de una forma varonilmente inocente.

-N-no... N-nada...

-¿Te vienes o me voy a lo mío?

-Esta bien... E-eres un sin vergüenza...

La satisfacción de tener a Mora en sus manos, de saber que el chico, a pesar de ser vacilante con su respuestas, está dispuesto a dejarse caer en su control.
El sonríe, intentando seguir con su fachada y sostener el ambiente cálido que había antes de la insinuación.

-Te juro que vas a reir los dientes.

-Si a ti t-te parece...

-Estas tan mono, haría cualquier cosa para hacerte reír...

Al decir eso, el puede ver cómo Andrew se cada callado por un momento, su mirada levemente expectante pasa a segundo plano cuando cambia a una de confusión, pero con un tono más nostálgico.
Por ese cambio de actitud, Benjamín siente que dijo algo mal, haciendo que se arrepienta de sus palabras y quisiera que se lo trague la tierra en ese mismo momento. Aunque pase todo eso en su interior, el no permite que se vea en el exterior, manteniendo su actitud casual y serena.

-¿Que ocurre?, te haz quedado petrificado...

-Yo...

-¿Que te sucede?, ¿No quieres ir?

-Eh-eh...

-Contesta.

-Es que...

-Andrew.

La conversación se va tornando tenza, el pequeño chico se ve nervioso, como si estuviera asustado de contestar. Por otro lado, Benjamín está ansioso por una respuesta clara por parte del otro, tanto que su actitud cambia a una exigente. Sin tomar en cuenta que Mora se podría ir en cualquier momento si se siente atacado.

-No es nada...

-No, si que es algo, sino no estarías así. Anda, contesta: ¿Que sucede?

-Y-yo... Y-yo

-No empezemos con tu tartamudeo. Contesta.

-D-deja de pre-pr-presionar-m-me...

-Claro que no te estoy presionando.

-S-si... Lo-lo haces...

-Que no. Solo quiero mi respuesta.

-Yo... Yo realmente m-me tengo q-q-que ir...

-¿Es lo que quieres o solamente-

-Ya, me largo.

Andrew lo interrumpe, sin estar dispuesto a sacrificar algo significativo para el como su cordura, dejando en claro que no iba a estar dispuesto a los juegos excéntricos de Benjamín.

-¿Te vas así nada más?

Las personas observan, atentas a la situación agobiante para algunos, lo que hace que la rata se gymnacio se sienta aún más atacada e incentivada a contraatacar.
El chico Mora se da la vuelta, cauteloso y atento a las miradas de espectadores hambrientos de sabiduría en la vida ajena, sintiendo como todo los murmullos y las observaciones de los demás se clavan directamente en su espalda. Se siente agobiado, junto a alguna especie de traición agria.

-¡Andrew!, venga tío...

Benjamin insiste, dispuesto a seguir con el interrogatorio, uno extenso y decidió en el cual sacará todo lo que siente el otro hasta dejarlo vacío y dispuesto a recibirlo como una silueta importante en su vida. Mejor dicho, la figura que necesita Andrew para ser feliz.
El estaba apunto de agarrar el hombro del otro chico cuando alguien agarro la propia anchura de Benja.

-Señor, por favor, acompañeme. Deje al chico.

Una voz profunda y raspante resuena desde atrás de su espalda, haciendo que el se diera cuenta del escándalo que el mismo hizo. Aunque no siente remordimiento de lo que le ha hecho al otro hombre más joven, siente culpa por haber causado que se vaya y, por lo tanto, hacer que se distanciará de el.

-Debe haber una confusión, solo estamos-

Intenta explicar, pero no es posible, el guardia del gimnasio está empujandolo hacia atrás, poniendo a salvo a Andrew del caos que le podría causar Benjamin.

-No hay nada de que debas estar haciendo con este picho. Déjalo salir en paz. Vamos, Benja, deja de armar pelea con cualquiera que no quiera hablar contigo.

Concluye el guardia, llevando consigo a Rossi, el cual se quedó callado y pensando en la manera de volver a acercarse a Andrew. Sabe que la cago, aunque en cierto modo, no lo cree.

Unos cuantos minutos después, Benjamín está sentado en la sala de espera del gimnasio, aburriendose de tener que seguir pasando tiempo de calidad consigo mismo, harto de tener que escuchar el chapoteo del agua que cae de una gotera vieja y de sus pensamientos desordenados de pedir disculpas a Andrew junto a sentir el nuevo peso de la vergüenza social al darse cuenta de lo que había echo.

-Mierda...

Escupe, dejándose deslizar ligeramente en la silla y apoyar la nuca en el respaldo del frío metal.
Al dejar escapar un largo suspiro, ve como la puerta de madera desgastada e hinchada debido a la humedad del área hace un pequeño chillido irritante antes de abrirse y dejar lugar para que el guardia entre.

-¿Ya te diste cuenta, eh?

BL| come de mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora