Cap. 1: Llegada a Buenos Aires

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El viaje iba a ser larguísimo y exhaustivo, sin embargo Gerónimo ya estaba más que decidido a buscar nuevas amistades, costumbres y oportunidades, era todo un adulto ya, había conseguido trabajo gracias a su tío que lo esperaba en Buenos Aires en un departamento que compartirían, la suerte que tenía de que él fuera de su misma edad; casi que criados juntos, era "un golazo de media cancha", pero Thiago estaba allá hace más tiempo y conocía gran parte de aquella provincia, sabía todo; lugares por conocer, bares, canchas de fútbol, discotecas, localidades, etc. La emoción lo recorría de pies a cabeza, sentía sus nervios a flor de piel, estaba entusiasmado por llegar y visitar de lleno cualesquiera los sitios donde su tío podría llevarlo. Conocer gente nueva lo ponía nervioso, pero estaba vibrando muy positivo de todos modos, ya tenía preparado su discurso de presentación; aunque sabía muy en el fondo que iba a dejar que todo fluyera. Las valijas y su mochila las había preparado con antelación la noche anterior, sus padres lo iban a extrañar muchísimo, aunque contentos despidieron a su único hijo en la terminal, su mamá recordándole cada cosa que debía llevar, su papá orgulloso y terco pidiéndole que se consiguiera una novia, y alentándolo a que continuara su carrera futbolística en Buenos Aires, con lágrimas en sus ojos abrazó a su familia y partió en búsqueda de un nuevo camino, un futuro próspero y con unos buenos mates en mano, el termo bajo el brazo por supuesto y un paquete de bizcochitos "Don Satur", el clásico.

En el viaje a Buenos Aires se la pasó mirando por la ventana; aunque lo único que mirase fueran hectáreas casi interminables de campo y animales de granja típicos, mantenía ocupada la mente

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En el viaje a Buenos Aires se la pasó mirando por la ventana; aunque lo único que mirase fueran hectáreas casi interminables de campo y animales de granja típicos, mantenía ocupada la mente. Por momentos se entretenía con alguna película de una de las pantallas pequeñas que suelen tener los ómnibus, ésta estaba a cuatro asientos de distancia por el pasillo. Cada tanto caminaba hasta los asientos de adelante, que se encontraban vacíos, con una vista panorámica hacía carretera y alrededores, en algunos momentos que el bus hacía alguna que otra parada aprovechaba para comer algo rico; más que la comida que servían en el viaje, o compraba recuerditos; como estatuillas, calcomanías para su futura motocicleta, tazas o ropa, que él las hacía llamar "huevadas". Durmió poco porque la ansiedad lo mantenía activo, leía algunas veces el libro que se había llevado para el viaje o jugaba juegos en su celular, pero la gran parte del tiempo se movía por todo el bus.

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⏰ Última actualización: Jul 15 ⏰

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