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— Te lo he dicho, son guapísimos — jadeo encantada Irina mientras tomaba su cuaderno

— No los mire bien, tampoco me acerqué a saludarlos —respondí, y era verdad. Después del entrenamiento papá me llevo a la universidad por lo cual Pau se había quedado, y probablemente lo llevarían a casa alguno de sus compañeros en coche— Pero vamos Irina, son futbolistas
— Eso no les quita los calientes que son —
— Y lo cuentan sobre ellos, mujeriegos  —solté sin más. Pau no solía contarme nada al respecto, sin embargo lo que se decía a las afueras daba mucho a desear.

— No los conoces chica, la gente siempre está hablando

— Tal vez no, y probablemente me equivoque y los juzgue. Pero no es solo una chica que lo dice, son demasiadas y hoy pude comprobar aunque sea un poco —
— ¿Te han coqueteado?, por que sin duda yo si me dejaría —canturreo Irina mientras se revolvía el cabello con diversión, a lo cual Emma sonrió

— No, pero he escuchado como le preguntaban por mí a mi hermano sin olvidar que me han mirado toda

Irina gritó entusiasmada
— ¿Y te ha gustado? Pero es que es toda una escena
— No Irina, que ha sido solo un momento vale.— había tomado sus libros para poder seguir ojeando pero la risa de Irina no pensaba detenerse— Fue un momento que se olvidara ¿de acuerdo? Los vi, y nada más.

—Como tú digas, pero pienso acompañarte al partido, no solo ver a los amigos de tu hermano si no a él también

— Pensé que lo habías superado ya
— Y lo he hecho, pero quiero verlo. Verlo jugar y saber que al menos la promesa de seguir jugando es lo único que pudo cumplir

Hace no más de un año, Pau y Irina comenzaron una relación. Ambos lucían enamorados en realidad hacían una linda pareja, estable, con mucha conexión y parecían entenderse el uno al otro. Sin embargo cambio de la noche a la mañana, Pau se sentía abrumado y cansado todos los días puesto a que su día se trataba en el estudio y entrenar, no podía con otra presión más por lo cual se vio en decidir poner fin a su relación con la rubia. ¿Irina lo tomo bien? La verdad es que no, se deprimió por más de dos meses, dos meses en los cuales tuve que mantenerme al margen y no hablar ni un solo momento de mi hermano y consolarla.

Entendía a Pau
Entendía a Irina

Sin embargo me veía envuelta en una situación donde no sabía cómo actuar, por lo cual decidí apoyar a mi mejor amiga día y noche. Sabía cómo se sentía Pau puesto a que él mismo me preguntaba por ella, pero yo solo decidí no hablarle más de ella, no me parecía nada justo.

Y el simplemente dejo de insistir
Al igual que Irina, lo superó o eso esperaba.

— ¿Segura? No quiero que te sientas incómoda o triste, se que has estado llendo a mi casa solo en los días donde no te lo toparías

Emma, lo he superado. Nada me impedirá ir a ver a esos bombones, ¿qué tal si uno queda enamorado de mi? —canturreó sin dejar de reír , y probablemente lo harían. Irina era una chica muy sociable, en la uni todos los chicos babeaban por ella, sus ojos color avellana resaltaban en cualquier lugar junto con su carisma y facilidad para convivir con todo el mundo

Tres horas después

El sol comenzaba a ocultarse de una manera lenta, los estudiantes poco a poco se habían marchado ya. El padre de Emma no solía tardarse tanto en ir por ella, pero en estos momentos sí que se estaba tardando de más. Irina se había marchado hace poco, su madre había quedado de paso en ir por ella se habían ofrecido en llevarla pero negó educadamente no sin antes agradecer puesto a que ella esperaría a su padre. El no se olvidaría de ella, o eso pensaba

l u n a  m i a Donde viven las historias. Descúbrelo ahora