El Pacto [Kanato Sakamaki 2]

VI

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Yui Komori.

La chica que llegó nueva a la academia este año...

Es comida de vampiros.

Jamás, ni en un millón de años, podría haber adivinado que una chica tan amable y de carácter alegre como ella pudiera servir como una simple bolsa de sangre y seguir manteniendo la sonrisa.

La miré sin decir nada, esperando a que hablara de nuevo. Noté como, nerviosa, intentaba ordenar las palabras en su mente antes de formularlas.

Sus ojos rosados evitaban encontrarse con los míos, quizá intimidada por mi aspecto desastroso y mi usual cara de pocos amigos.

Hasta que me di cuenta.

Está intentando evitar mirar la venda de mi cuello.

—Kanato me mordió hace unos minutos.— al final, acabé hablando yo. — Dolió como el infierno.—

Yui finalmente depósito su mirada en mi cuello.

—Sachi...—

—Tengo una ligera idea de lo que quieres decirme, Yui. —la interrumpí.— Que qué estoy haciendo, que salga corriendo de aquí , que—

—Es que no entiendo por qué has accedido a algo así. ¿Qué ganas intentando que Kanato se enamore de tí?—

—...—

—...¿Sachi?

—¿Sería mejor que me hubiera matado ahí mismo mientras tú mirabas?—

—¡¿Qué!? N-no, no quería decir eso...—

Por supuesto que no querías decir esto. Eres buena persona. A diferencia de...

—...honestamente, ni yo misma lo entiendo.—

—...—

—Pero no soportaba más estar sola. Pensé que, quizá, podríamos ser amigos...—

—...—

—Me equivoqué de persona, claramente.—

Reí sin ganas tras ese comentario. Yui no se inmutó, manteniendo en el rostro una expresión de preocupación. Sentía pena por mí...no, ¿lástima? ¿Aunque estemos en la misma situación?

—Simplemente... No quería morir sabiendo que nadie iría a llorar a mi tumba.—

Soy patética. Patética.

Una pequeña mano alcanzó la mía y la sostuvo con fuerza.

Por fin, una sonrisa se vislumbró en su rostro.

—No tienes por qué, Sachi... yo estaré a tu lado...—

«Seamos amigas, ¿sí?»

...

"¿Cómo no voy a sentir envidia de ella?"— pensé, a la vez que intentaba con todas mis fuerzas contener las lágrimas.

La sonrisa de Yui se volvió más grande. Una lágrima silenciosa escapó de sus ojos, deslizándose lentamente hasta desaparecer en sus labios.

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