único.

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Eran casi las doce de la noche cuando la lluvia empezó. Él se removió, molesto, por el sonido constante de las gotas en el techo. Marc, aún abrazándolo y manteniéndolo recostado en su pecho, solo le murmuró que intentara dormir de nuevo. Y luego de eso solo oyó de nuevo la respiración tranquila del alfa y sus leves ronquidos, haciendo que casi riera. Se dormía con una facilidad impresionante.

Iba a cerrar los ojos, dispuesto a descansar por fin, hasta que oyó varios relámpagos fuertes seguidos. Eso lo hizo dar un pequeño saltito del susto, cosa que hizo que Marc, entre sueños, le diera unas leves caricias en su hombro. Soltó un suspiro, escuchando como la lluvia se convertía en un aguacero. No iba a dormir esa noche, de seguro.

Durante minutos solo escuchó las gotas caer, los relámpagos y esos soniditos tan tiernos que soltaba Marc. Hasta que unos leves pasitos se oyeron cerca de la puerta del cuarto. Tocaron la puerta, una, dos, tres veces. Sin hacer mucho ruido. Era su cachorro, Ben. Sonrió para sus adentros, porque al parecer su hijo sacó el mismo disgusto por la lluvia que él.

Se soltó del agarre del alfa y se sentó en la cama, quien al ya no sentir el peso de Frenkie en su pecho, se despertó. Solo un poco, pero lo hizo. Observó, aún somnoliento, como el omega se ponía las pantuflas e iba hacia la puerta, abriéndola. No había escuchado nada, por lo que estaba confundido. Hasta que divisó la pequeña silueta de su cachorro abrazando su peluche de dinosaurio, con sus piecitos descalzos y su pijama de osito. Frenkie se puso de cuclillas.

─¿La lluvia, verdad?─le pregunta con voz suave, murmurando. Cuando ve el leve asentimiento con la cabeza del más pequeño, no tarda mucho en cargarlo, junto a su peluchito. El cachorro, de inmediato, recargó su cabecita en el lugar de la glándula de olor de su papá. Siempre le había gustado su olor a lavanda.

Frenkie empezó a caminar por toda la habitación, intentando dormir poco a poco a su niño. Quien solo se acomodó aún más en el hueco entre su hombro y su cuello, demasiado cómodo como para no disfrutar estar en brazos de su papá. No tenía pensado dormir, menos con la lluvia resonando en todos lados. Le daba miedo.

─¿Papá Marc está despierto?─cuestiona, mientras quita su cabeza del lugar donde estaba recargado. Le acomoda rápidamente la camisa que tenía su dinosaurio, y mira a Frenkie.

─No creo, mi amor. Ya lo conoces, no se despierta con nada.─contesta, mientras que con su mano derecha, le acaricia su cabello rubio, despeinándolo un poco. Ben ríe por eso.

─Entonces hay que dejarlo dormir... si no se pone de mal humor.─dice, con una sonrisa. Luego, se vuelve a recostar en el hombro del omega, para volver a oler la lavanda.

Pasaron minutos en los que Frenkie se dedicó a mecerlo y caminar a pasitos cortitos en el cuarto. La lluvia se había calmado un poco, ahora solo eran gotitas que podías ignorar fácilmente. El cachorro ya se estaba quedando dormido, hasta que un relámpago cayó muy cerca de su hogar, retumbando fuerte. Tanto que despertó a Marc completamente.

El pequeño de inmediato, por el susto, quiso llorar. Puede que ya sea un niño grande ─según su criterio─, pero nunca le gustarían los relámpagos. Lo asustaban mucho, mucho. Y por eso mismo no le gustaba la lluvia, a veces. Cuando sus papás lo sacaban a saltar en los pequeños charquitos la disfrutaba. Ahora no.

─Ya, cachorro. Ya pasó. Todo está bien, mi niño.─ tranquiliza Frenkie, mientras le limpia las pequeñas lagrimitas que salían de sus ojos. A Frenkie también le daban miedo las lluvias fuertes, pero tenía que relajar a su hijo.

─¿Qué hacen ahí parados? Vengan a la cama, hace frío.─de repente habla Marc, con voz ronca. Haciendo saltar un poco al omega, que estaba muy concentrado en su hijo.

─¡Papi! Asustaste a Papá Fren.─regaña Ben, mientras señala acusatoriamente al alfa. Quien solo ríe, bajito.

─Perdón, mi amor. ¿Le podrías decir a tu papá si es tan amable de venir, junto contigo, a la cama? ─pide Marc, bajo la mirada divertida del que tenía al niño en brazos.

─Si, papi.─asiente, y procede a mirar al omega a los ojos, lo más serio que puede─. Papá Fren, ¿Podemos ir a la cama, porfi? Hace frío.

Bueno, no era exactamente lo que pidió, pero servía. Frenkie pensó unos segundos, haciendo reir a su hijo, hasta que por fin dijo que si. El cachorro celebró alzando sus bracitos al aire, casi tirando a su dinosaurio.

Marc alzó las cobijas para que el omega y su cachorro se metieran en ellas. Frenkie se quitó sus pantuflas mientras Ben se acomodaba justo a lado de Marc, quien lo recibió con un beso en la frente. El omega se les unió luego, quedando en la otra esquina de la cama. El cachorro sintió una calidez bonita en su pecho, por fin, después de tanto, estaba durmiendo con sus papis.

El alfa murmuró un 'Duerman bien, mis amores', somnoliento. Aún con la lluvia resonando, Ben y Frenkie se estaban quedando dormidos de a poco, gracias al calorcito que generaban las colchas que había en la cama, junto a la cercanía que tenían los tres. Con un último suspiro y un pequeño abrazo a su dinosaurio, Ben cerró sus ojos.

Al final, la lluvia no era tan mala como él pensaba.

lluvia | ter stegen x frenkie de jong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora