Oh Señor mío, que en solo usted confío. Dígame la verdad, ¿acaso no merezco más?
Por favor señor mío, explíqueme este martirio. Permítame preguntar, ¿qué es lo que he hecho mal?
Señor mío se lo ruego, y se lo digo sin juego, si me da otra oportunidad, volveré a fallar.
Por favor déjeme en paz, permítame descansar, nunca quise ser yo, el elegido de Dios.
Me arrodillo ante usted como su fiel seguidor, y entre lágrimas amargas imploro su atención.
Solo hay silencio, nada más que eso.
¿Acaso seré yo el que tenga un error?
Y oh señor mío no lo soporto más, lo único que queda, es dejar de respirar.
Me mezo en la cuerda con poca resistencia, y mi cabeza recuerda su vil indiferencia.
————
Martes de rimas 🫵🏻
¿Has rogado a quien no escucha?
ESTÁS LEYENDO
Buhardilla
PoesíaSección de poemas de vil procedencia. Siéntase a gusto de identificarse con alguno de ellos y responder las preguntas al final. No se prometen rápidas actualizaciones.