capitulo 4

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Anghely se levantó con un nudo en el estómago, recordando las pesadillas que la habían atormentado esa noche, al mismo tiempo recordó el impacto, el cuerpo desmembrado que permanecía en su mente pero sobre todo recordó las frías y ásperas manos de su atacante. Se levantó con dificultad y con los ojos entre abierto se dirigió a dónde estaba Owen.

__ tenemos que irnos. Ordeno owen.

__A dónde vamos? preguntó , mientras Owen se ponía de pie y tomaba su hacha. Su mente aún estaba confundida por la situación en la que se encontraba,  cautiva.

___Tenemos que buscar agua, y comida respondió Owen  mientras abría la compuerta del sótano.
Anghely siguió a Owen por las escaleras hasta llegar a la superficie, lo cual la alivio por completo. Sintió el viento sacudiendo su cabello. Y el olor a tierra mojada, árboles, el sonido de los pájaros y   la niebla flotando entre los árboles.

Aunque en su mente todavía estaba esa sensación de miedo. Por un momento pudo sentir un momento la paz que le traía ese bosque… Todo era mejor sin el encierro asfixiante de aquel sótano.

__ es por acá.  Añadió Owen.
Anghely siguió a Owen por el camino que llevaba al rio. Mientras caminaban en silencio no podía evitar preguntarse quién era ese extraño que la había rescatado de las garras de su atacante.

Finalmente llegaron al borde de un río, cuyas aguas cristalinas fluían con suavidad entre las rocas. Owen se arrodilló y comenzó a llenar las botellas con el agua fresca, mientras Anghely observaba a su alrededor, sintiendo la calma del lugar a pesar de la inquietud que seguía latente en su pecho.

¿Cómo sabías que había un río aquí cerca? Preguntó Anghely, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.

___ eh estado más de dos meses aquí sería el colmo si no supiera dónde quedara. Dijo con un tono arrogante.
El río serpenteaba a través del espeso bosque, sus aguas turbias reflejando los tonos verdes y marrones de la vegetación circundante. El sonido constante de su flujo se mezclaba con el canto de los pájaros y el zumbido de los insectos, creando una sinfonía natural que envolvía todo el entorno.

Las orillas del río estaban cubiertas de musgo y helechos, y la tierra parecía estar constantemente húmeda por la cercanía del agua. Las raíces de los árboles sobresalían en el agua, retorciéndose como serpientes en busca de un lugar firme en el que agarrarse. Las rocas afiladas emergían del agua, creando obstáculos peligrosos para cualquier ser viviente que se aventurara en esas aguas revueltas.

Anghely cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por la sensación de paz que le invadía. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, la inquietud seguía presente. Desde que había conocido a Owen se ha sentido tan vulnerable pero a la vez protegida. Sus recuerdos del pasado parecían emerger con más fuerza que nunca, haciéndola cuestionarse.

Recordaba los días de su infancia, en los que solía jugar en los campos de su pueblo natal, corriendo entre los campos y  prados verdes salpicados de flores silvestres. Su madre, con su cálida sonrisa, siempre había estado a su lado, protegiéndola. Comenzó a cuestionarse y preguntase donde estará… Se preguntaba si habría q sobrevivido al accidente o si también está en este bosque  y si es así ¿estaría aún con vida?

Owen llevaba en su bolso varias botellas y unas cantimploras la cual procedió a llenarla una por una en la orilla del rio.

Anghely se inclinó cerca de la orilla, sintiendo la frescura del agua al sumergir sus manos y limpiar su rostro con ella. La sensación era reconfortante, como si el manantial del río le regalara un renovado vigor y energía. Los susurros del viento entre los árboles añadían tranquilidad.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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