Angels Shouldn't Be Sad ➳ Ziam

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Conduje mi auto por las calles de Nueva York hacia mi hogar.

Había sido un día bastante largo para mí,
estar cocinando todo el día era bastante agotador, pero al fin y al cabo era lo que más me apasionaba. El único problema era que, aunque sea difícil de creer, el olor a espaguetis recién hechos me estaba comenzando a hartar después de siempre cocinarlos.

Seguí conduciendo mi auto hasta que llegué a un lugar un poco apartado de la gran ciudad. Mi hogar estaba al sur de Nueva York, donde yo vivía en un departamento con mi perro Loki.

Mientras seguía pensando en que pronto llegaría a mi hogar para ver una buena película y recostarme en el sofá mientras comía palomitas, levanté la vista hacia un puente que estaba justo encima de mí y divisé a una figura sentada en la orilla del puente, con los pies colgando hacia la calle.

Pensé en que tal vez esa figura le gustaba sentarse ahí y ver los autos pasar, pero en realidad me imaginé a esa figura queriendo caer justo cuando un auto pasara, acabando así con su vida.

Sin pensarlo, di vuelta en U, donde no había nada de pavimento, me estacioné y fui corriendo hacia el puente. Mi corazón palpitaba fuertemente contra mi pecho.

No podía dejar de pensar en que, si llegaba tarde, esa figura tal vez saltaría.

Y no me permitiría que eso sucediera de nuevo.

Subí las escaleras rápidamente y, cuando estuve lo bastante cerca, pude apreciar a la figura, la cual era un chico bastante joven.

Tenía lágrimas debajo de los ojos y veía a los autos pasar abajo de él. Era atractivo, con el cabello negro azabache cayendo de un lado, porque tenía el otro lado rapado.
Sus labios eran carnosos y su pómulo derecho tenía un gran moretón, una barba de tres días lo hacía ver mayor, pero no tanto, y tenía una tez algo apiñonada.

−¡Hey! ¿Estás bien? Baja de ahí antes de que te hagas daño− exclamé acercándome con precaución hacia el chico, quien me miró cuando hablé con unos penetrantes ojos avellana y unas pestañas largas.

No me respondió y temí que se decidiera a saltar, pero fijó la vista en los autos que pasaban.

−¿Por qué estás aquí?− me preguntó el chico con voz áspera y grave que indicaba que había llorado.

−Intento ayudarte. Ahora baja de ahí− dije mientras me paraba a lado de él, pero un poco atrás para poder cuidar que no cayera.

−Ni siquiera me conoces, así que, ¿por qué mierda te importo?− me preguntó bruscamente mientras seguía con la mirada abajo.

−Porque sé que esto no merece acabar así− le contesté con la voz lo más firme que pude, ya que los recuerdos llegaban a mi memoria como un torbellino−. ¿Cuál es tu nombre?−

−Zayn.

−Bien, Zayn, tal vez no te conozca, pero quiero decirte que he pasado por algo similar a esto. No merece la pena, así que baja de ahí y mejor cuéntame por qué quieres hacer esto− dije con firmeza, no me iba a ir de ahí hasta que ese chico bajara sano y salvo.

Zayn no pareció convencido, así que decidí intentarlo de nuevo.

−Piensa en tu familia, en tu novia o en tus amigos. Si no lo vas a hacer por ti, piensa en ellos y en lo devastados que quedarían al enterarse que decidiste terminar con tu vida de esta manera− dije mientras miraba al chico, quien parecía pensativo ante mis palabras.

−Estoy seguro que no me van a extrañar− repuso él con una mirada ausente y el ceño fruncido.

−Lo harán, créeme.

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