Hijos de la luna

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Una historia

La humanidad siempre ha buscado su propia felicidad sin importarle el costo de sus acciones. Todos los dioses los cuidan en especial la Diosa Luna ella siempre los consideró como sus hijos, por lo que les brinda luz en la oscuridad. Ella al observar que los humanos llenaban sus corazones de oscuridad, envió a sus 5 hijos  a la tierra para ayudarlos. Cada uno de ellos asumió un elemento: agua, fuego, madera, metal y tierra, dando paso al conocido ciclo de la vida y de la destrucción.

Ciclo de la vida

“La madera alimenta al fuego; el fuego, con sus cenizas, produce tierra; la tierra alberga los minerales; los minerales alimentan al agua; el agua da vida a la madera”

Ciclo de la destrucción

“La madera se nutre de la tierra, la tierra retiene el agua, el agua apaga el fuego, el fuego funde el metal, el metal corta la madera”

Estos ciclos permitían un equilibrio cósmico en la tierra, los 5 espíritus compartían una misma alma, esparcidos en el mundo concentrados en sus elementos, acumulando su energía para el día en el que se reunirían y cumplir lo que su madre les encomendó.  El ritual de renovación se realizaba cada 200 años, en el octavo ocaso del octavo mes, donde ellos tomaban forma humana, el tiempo suficiente para poder concentrar su energía, para el ritual y luego retomar de nuevo su forma espiritual.

Muy pocos podían darse cuenta del cambio que sufría la tierra cuando la energía de los elementos regresaba a ella. Nadie comprendería cuan importante era lo que sucedía, un espíritu sin cuerpo se encontraba en todos lados y en ninguno a la misma vez siempre juntos como uno, siempre solo solos.

El día había llegado 5 figuras se materializaron en un claro en medio de un bosque congelado, sin perder tiempo, realizaron un pentagrama, y cada uno se colocó en una de las esquina, tomando sus manos repetían "agua, fuego, madera, metal y tierra, nos entregamos a ti, por amor  a la vida que esta conlleva", de sus cuerpos emanada una luz brillante y cálida, toda su concentración se encontraba en el ritual, por lo que no se dieron cuenta, que no muy lejos de donde ellos, se encontraban un hombre y su hijo que los observaban.

Padre e hijo habían salido a cazar por lo que al escuchar voces se acercaron a ver que sucedía. Visualizaron 5 siluetas que brillaban, mientras repetían una y otra vez las mismas palabras. Intentaron acercarse pero una corriente de energía no les permitía, intentaron alejarse de allí pero algo los de tenía, sin ningúna otra opción, se quedaron observando sin hacer ningún ruido, las ofrendas a los dioses que habían visto, no solían sera sentirse así, la energía que los rodeaba los hizo sentir algo en su pecho, el niño se sentía cálido y protegido, en cambio su padre sentía un vacío profundo, una opresión que revivia malos momentos de su vida y nublaba su juicio.

El  tiempo pasó sin que se dieran cuenta de que ya comenzaba a anochecer, cuando dejaron de sentir la energía que los rodeaba, y pudieron moverse, el hombre un poco confundido, se levantó y cogio  su escopeta y se dirigió hacia las siluetas que había observado, su hijo intentó detenerlo pero estaba segador de poder por lo cual no midió la fuerza y lo empujó causando que su cabeza golpeara una roca al caer, quedando inconsciente o tal vez muerto realmente en ese momento a no le importaba. 

El señor se dirigió al claro donde se encontraban las 5 personas sentadas y en silencio. sin inmutarse con nada ni nadie tenían una charla  telepática mientras descansaban y esperaban recuperar su forma espiritual.

-¿Quiénes o qué son ustedes? - la pregunta, los sacó de su conversación dandose cuenta de la presencia del humano que les apuntaba con su arma pero no hicieron ningún movimiento en respuesta.