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capítulo trece; intentar olvidar una vida

jacob elordi como jake smith( xvi, mortal, ravenclaw )

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jacob elordi como jake smith
( xvi, mortal, ravenclaw )

     Se levantó con el despertador pitándole los oídos. De mal humor apartó las sabanas a un lado y bufó, sintiendo ya el cansancio del día que se le avecinaba.

Hace unos días, esto hubiera sido el despertar de un martes completamente normal. Y «normal» ya era una palabra bastante extraña para definir algo de su vida. Pero era verdad, hubiera sido un martes ordinario, como una universitaria promedio: se levantaría cansada, preguntándose en qué momento decidió meterse en una carrera universitaria, desayunaría un café para no quedarse dormida, se vestiría y saldría de casa a paso rápido sabiendo que ya llegaba tarde a la primera hora. Las clases pasarían con una lentitud mortal hasta que alguno de sus amigos aparecería para llevarla a rastras a la cafetería, donde volvería a tomarse un café (o una cerveza, dependiendo del día) y se pasarían quejándose sobre ir a clase cuando, efectivamente, estaban saltándose clase.

Ahora, su martes parecía no haber cambiado en absoluto. Solo que se levantaba de un peor humor porque sus sueños de semidiós habían vuelto, tenía tan poca hambre que no desayunaba y llegaba a tiempo a clase sabiendo que, sentado en su sitio predilecto fuera de la mirada del profesor, un dios se encontraría sentado tan sonriente como el sol.

— Hola, Carita. ¿Qué tal dormiste?— Apolo apoyó la cabeza en su palma derecha, observándola desde abajo.

Nadie podría haber adivinado que ayer ella lo amenazó con traer a Eros al problema. Pero muchos pecaban de ese error, de pensar que Apolo era un simple dios tonto. En realidad, y lo que enfurecía más a Cara, era que Apolo no tenía nada de idiota y que podía llegar a ser tan astuto y cruel como el propio Hades. Probablemente debió llegar pronto a la conclusión de que, en el caso de que a Cara se le ocurriera contactar con su padre, este la ignoraría como si fuera cualquier otra semidiosa, y no su propia hija.

Así que siguió el plan B, surgido de la simple exasperación por el descontrol que su vida acababa de tener, le ignoró por el resto de la mañana. Y las Moiras saben qué tan difícil es ignorar al dios del Sol.

Pasadas las doce de la mañana, cuando su cabeza dolía por el esfuerzo extra que había tenido que hacer para prestar atención a las clases, Jake apareció por la puerta para salvarla. Se dirigió hacia su amigo sin darle ni un vistazo al rubio, que parecía haberse entretenido muy bien con las puntas de su pelo por las últimas tres horas.

— Siento que no hemos hablado desde hace años— el moreno se inclinó para darle un sonoro beso en la mejilla, mientras pasaba el brazo por sus hombros.

Cara recordó el viernes por la noche, cuando estaba felizmente borracha y a punto de llevarse a Jake a una esquina para darle unos cuantos besos, sabiendo lo mala idea que aquello hubiera sido para su amistad. Por cierta parte, agradecida por la repentina aparición de Hermes y la sorpresa agridulce de la existencia de Oliver Castellan. Aun así, no pudo estar más de acuerdo con su amigo, se sentía otra vida desde que había pasado el fin de semana en el Campamento Mestizo para dejar al hermano de su mejor amigo muerto. Ahora su ansiedad había vuelto y tenía a un dios persiguiéndola.

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⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

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