Estaban tan ilusionados y llenos de expectativas con el vínculo que tenían que no tuvieron tiempo de pensar en los posibles obstáculos y el inevitable quiebre entre ellos.
Como si desde el comienzo todo hubiese sido decidido entre ellos, su viaje h...
Este es el hotel de los corazones rotos, en este lugar que está reservado para mí. Me recuesto en soledad, te olvido. Lágrimas vienen, pero te perdono.
Nuestro viaje ha terminado, con rostros cansados, ¿Puedes predecir lo que pasará después? Me habré ido, ya no puedes herirme.
¿Puedes predecir lo que pasará después? Ya te habrás ido, ahora ya no puedo lastimarte.
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Cree estar enamorado.
A pesar de que no es su primer amor como tal, pues no es el primer vínculo romántico que ha experimentado en su corta vida de 21 años.
Cree estar sin salida, aunque opciones tiene, pero en todas saldrá herido.
Opciones sobran, pero ninguna a beneficio de su corazón y bienestar emocional.
Cree que nunca le ha dolido tanto algo como ahora.
Solo que eso no es una creencia, es una realidad.
Tan real como que tuvo que tomar una decisión y terminar con esto de la manera más sensata, sensible y cuidadosa posible. Necesita protegerse, pero sobre todo protegerlo a él.
Cuidarle a él. Duele, pero es la única opción que Sungchan consideró más sana; si ellos seguían juntos, terminarían más heridos, más cansados, más derrotados.
Y más lejos, aunque luego de todo esto, lo estarán de todas formas. Todo dependía de cómo se lo tomara Wonbin.
Sungchan sube un poco más su mascarilla, apoyándose en la pared de cemento, dura y fría. El viento helado le golpea el rostro violentamente, pero sin inmutarlo ni un poco, mucho más concentrado en sus caóticas emociones que el frío que estaba haciendo en Seúl.
Repasa en su mente una y otra vez ese momento, con las cejas juntas en una expresión de desolación y dolor.
Está perdido. Sí, tan perdido.
Le habían dicho que hizo lo correcto, sus amigos ya consolidados como ídols le dijeron que estaba bien... Jungwoo lo hizo.
¿Pero por qué se siente como si en realidad solo hubiese empeorado las cosas? Como si lo hubiese perdido total e irreversiblemente.
Quizás porque era así. Pero, ¿Qué era peor, honestamente? ¿Retenerlo a su lado para seguir alargando el proceso y cuando estuviesen aún más encasillados en esa relación terminar de todas formas? Hubiese dolido el doble.
¿Tenían algo que ganar siquiera? ¿Lo tuvieron algún día?
Todas esas preguntas lo estuvieron acosando los últimos meses, sin dejarle respirar ni un segundo, eso y sumado a las presiones del resto; la empresa, su manager, la competencia con el resto de trainees y ídols recién debutados.
