Alicent no podía contener sus lágrimas, su hijo, su bebé, el niño más tranquilo que ha conocido estaba ahí, aguantando el dolor mientras el maestre le cocía la cara. No aguantaba más, sus sacrificios, su dolor, todo lo que dio en su juventud para que sus hijos fueran felices y al final, son más miserables que ella, ¿Qué hizo mal?, ¿Dónde se equivocó?
Alicent miró como Aegon sostenía la mano de Helaena que parecía estar muy asustada mientras pedía perdón; Aegon miraba a Aemond y sus muecas de dolor y luego miraba a la nada tratando de pensar en cómo terminó así, como su hermano que era pacífico y más frío que el hielo estaba ahí sangrando por culpa de sus sobrinos.
—Madre —llamó Aemond, con una pequeña sonrisa que trataba de tapar su dolor. Él levantó su mano en señal de que ella la tomara, lo cual hizo —Estoy bien, quédate conmigo madre —apretó con cariño la mano de Alicent y ella en respuesta acarició su cabeza, tratando de aguantar las lágrimas.
—Hel, no es tu culpa, si me das un abrazo me sentiré mejor —sin pensarlo su hermana mayor lo abrazó con cuidado de no lastimarlo.
—Mamá, no culpes a Aegon. Fui imprudente y no le avisé a donde iba —Aegon agradeció internamente que Aemond interviniera por su bien, el pequeño alfa dominante de olor a Almizcle solía ser de lengua filosa pero jamás era injusto con la gente, por muy molesta que fuera (en especial su hermano mayor).
Rhaenyra junto a Daemon hicieron acto de presencia en la sala. La mujer parecía algo desarreglada y se acercó para mirar a sus hijos, Alicent sólo decidió ignorarla por el bien de su poca cordura, o lo intentó hasta que esta exigió que se supiera de donde Aemond había sacado el término “Bastardos” y por qué lo utilizo con sus hijos. Alicent estaba lista para asumir la culpa, ya poco le importaba lo que pensarán de ella estaba harta del favoritismo tan descarado que tenía Viserys con su primera hija y heredera.
—Aemond, ¿De dónde sacaste eso? Es una orden de tu rey, responde —dijo Viserys mientras se lo exigía con poca delicadeza.
Antes de que Alicent pudiera responder, Aemond lo hizo —No soy ciego y la corte tampoco. El único que se traga la bastardía de su heredera es usted —Alicent noto como Aemond no utilizó el pronombre de “tu” sino el “usted” para referirse a su padre.
—¿Disculpa? —Viserys se desconcertó por las palabras mencionadas sin vacilación alguna —Son tus sobrinos Aemond, tu sangre, ¿Cómo puedes hablar así? —.
—Que sean mi sangre no significa que tengo que hacerme el estúpido para creer que ellos heredaron genes de la casa Baratheon de su abuela Rhaenys, cuando ella tiene el cabello plateado y ellos lo tienen castaño. Sí, tienen sangre de dragón porque nacieron de una Targaryen pero no me hagas creer que ellos son Velaryon de sangre pura —respondió sin vacilar.
—La corte puede estar llena de ignorantes pero no de estúpidos —finalizó para dirigir su mirada a Rhaenyra, que hizo una mueca —¿Dónde está su esposo, princesa? Supongo que estará con alguien que se tome el tiempo de consolarlo —dijo con una mirada fría.
Rhaenyra no sabía como responder porque no tenía excusa para no estar con su esposo.
—La legitimidad de mis hijos fue puesta en duda, espero que se haga justicia —en un intento mediocre, Rhaenyra trató de desviar la atención de los demás.
—Mi hijo dice un insulto y se le quita un ojo, su hijo se lo arranca y se esconde con la excusa de un insulto. Ahora se exige que mi hijo sea castigado y que el suyo sea removido de culpa, ¿Qué sentido tiene eso? —Alicent estaba cansada de todo, pensó que su padre la ayudaría pero vio que ella no tenía a nadie más que a sus hijos, y los protegería con dientes y uñas.
Los murmullos de los presentes no se hicieron esperar, y Rhaenyra se empezó a poner nerviosa, miró a Daemon que se fue acercando a su lado.
—¡Ya basta! Somos una familia, no podemos pelear por esto. Todos discúlpense y volvamos a dormir —dijo Viserys cansado de la situación.
—Nosotros no somos familia, si lo fuéramos no nos estaríamos matando —Aemond habló levantándose de la silla —No me voy a disculpar y no voy a recibir disculpas vacías —.
Alicent y sus hijos tenían la intención de salir y largarse de ese lugar de una vez por todas.
—Alicent, no pierdas tu temperamento —le dijo Otto.
—Nadie sale de aquí hasta que esto se resuelva, es una orden de su rey —Viserys se sentó con dificultad en la silla.
—Es lamentable ver que la única forma que tienes de ordenar algo y que te hagan caso es recordándoles que eres el rey, porque ni como padre ni como alfa haz hecho algo que sea digno de respeto —Alicent se marchó con sus hijos después de decir esas palabras que dejaron a Viserys y a Otto mudos.
Otto sentía que su hija ya no sería la misma que escuchaba sus consejos y le hacía caso, tal vez si la hubiera defendido todo sería diferente.
Rhaenyra estaba estupefacta, Alicent no solía ser así ni cuando era joven, y parecía que todos estaban igual que ella. Esa noche pensaba que sería la mejor de su vida, y se transformó en una catástrofe demasiado rápido, no debió de dejar a sus hijos solos.
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A la mañana siguiente Alicent y sus hijos se fueron en un barco aparte temprano en la mañana.
Viserys lo dejó pasar porque pensó que todo volvería a la normalidad al llegar a King's Landing, no fue así.
Alicent Hightower se dedicó en su totalidad a criar a sus hijos y a mantener al reino. Otto pensó que sería para ayudarlo a ganar poder para los Hightower pero fue todo lo contrario, Alicent manejaba el estado con mano dura y no permitía errores. Si un Lord estaba relacionado con contrabando, mandaba a Ser Criston Cole a investigar, será culpable se le castigaba con la ley y si era inocente se le daba una advertencia de que cuidará su reputación.
Los Lores le tenían respeto a la omega, porque si se enojaba parecía que alguna diosa poseía su cuerpo y derramaba su ira (no de manera violenta).
Otto trató de tomar control sobre ella cuando hizo que Viserys diera un decreto para casar a Aegon y Helaena, grave error. Aegon y Helaena se casaron muy en contra de la voluntad de la reina, y Alicent expuso sus planes frente a todos sin recibir daño alguno, mandó a silenciar a sus informantes e hizo que lo encerraran en una celda como acto de “misericordia” y amor filial a la familia haciendo que todo el mundo la alabara como una persona magnánima y benevolente.
Sus palabras fueron —”No debiste tocar a mis hijos. Te dejé manipularme porque quería tu protección pero me di cuenta que es igual a tener nada, mis hijos no van a ser tus títeres como yo lo fui. Te dejo vivir por ser mi padre, y porque a pesar de todo yo si tengo un corazón para perdonar” —.
No la volvió a ver, y de vez en cuando venía la dama de confianza de Alicent a darle noticias importantes.
Alicent la noche antes de la boda de sus hijos, les explicó lo que conllevaba el casarse y le dijo a Aegon que cuidar de su hermana era su prioridad.
En ese tiempo, Alicent se tomó la paciencia de decirle a Aegon las consecuencias de sus acciones y que no lo culpaba pero que tenía que entender que sus responsabilidades y que a partir de ahora tenía que cuidar su cabeza porque muchos lo querían muerto, Aegon lloró como un bebé mientras era consolado por su madre con frases como “Mamá ha vuelto”, “Lamentó no decirte cuánto te quiero, hijo mío”, etc.
Alicent se convirtió en la madre que ella necesitó cuando era apenas una jovencita, estricta, cariñosa, paciente y con mucho amor para dar, y eso tuvo un efecto positivo en sus hijos.
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Un Mundo De Paz (Lucemond)
FanfictionGracias a que Aemond ayudó a su madre a pasar página del pasado, esta evoluciona para convertirse en una mejor persona para sus hijos y esto hará un mundo nuevo. Aemond parece indiferente al hecho de que su sobrino le quito un ojo y se concentra en...