Aquí comienza más o menos nuestra historia, con un inapetente día normal para Daniel que comenzaba su día terrible y cansino de su rutina, dado que tenía proyectado o más bien sus padres habían proyectado para él la universidad, tenía que pasar mucho tiempo en un entrenamiento diario ya que estaba solicitando una beca de fútbol y sabia que sus compañeros serían iguales de bueno que él o mejores, así que comenzó con su ciclismo diario y éste consistía en correr algunos kilómetros en la mañana, pero esa mañana fue especial, esa mañana no sería como el resto de sus mañanas.
Daniel divisa un Castillo, nunca había visto aquello ni de cerca y siempre hacía senderismo por el mismo camino y aunque intentó no darle importancia, se acercó a la explanada a averiguar, lo que hace escuchar una voz, quejica, femenina. Pero una voz de pronto se encimó arriba de aquella voz a lo lejos.
—¿Puedes verme?
Casi sin poder pestañear ve a un árbol donde se encontraba un gato, sí, un gato que hablaba.
—Y escucharte...
—No deberías...—dijo el gato extrañado.
—¿Cómo es que sabes hablar?
—Oye, tú eres el que no debería poder escuchar animales.
—Estoy quedando loco—dijo Daniel tomándose de la cabeza.
—Soy el gato de Ceshire, larga historia, mejor dime tú porque me ves.
—No lo se, solo vi el castillo y me acerqué.
Daniel comenzó a calibrar la idea de estar soñando.
—¿Puedes ver el castillo?
Daniel asintió con la cabeza.
—Como no verlo, es enorme.
—No deberías poder verlo tampoco...
—¡Pues lo veo!
—Ésto desapareció hace mucho tiempo atrás, y de la vista de todo el mundo.
Él hace caso omiso al gato escuchando un cantito que lo llevó a que se acercara a husmear.
—¿Hay alguien ahí?
El joven tuvo que casi recostarse en el césped para asomarse a una pequeña salida de luz donde pudo divisar a una jovencita de cabello largo y oscuro.
—Puedo verte—dijo ella con una sonrisa.
—Sí, ¿yo también?
—¡Visitas! Me encantan las visitas, no las tenía hace tiempo. Por eso puse éste traste visible otra vez.
—¿Estás encerrada allí?
—Oh, sí—dijo mirando a su alrededor—.No hay nadie aquí que me pueda sacar.
—Aguarda un momento—dijo Daniel quien salió de nuevo a la carretera buscando ayuda.
—¿Quien te puso aquí?—preguntó marcando al 911 pero sin señal alguna.
—Mi hermano, pero no le digas que te dije, se enfadará.
—Tu hermano no debería hacerte ésto—dijo dejando el teléfono a un lado.
—Está bien. Está celoso porque estoy enamorada.
—Eso no lo hace menos culpable—dijo atónito él.
—Supongo que estuve esperando que alguien me liberara...
—¿Lo dices por mi?—preguntó con sorpresa.
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La tragedia de Sablyer
RomanceDaniel es un chico muy ocupado en ganarse una beca por corredor para la Universidad, pero un día, en unos de sus senderos habituales, aparece un Castillo que jamás había estado allí, junto con los gritos de una joven atrapada en el mismo; Alice. Ell...