El papá de Max le regala un perfume con feromonas para ayudarlo a encontrar pareja, pero el efecto inesperado ocurre cuando Bradley, un chico que no esperaba, se siente irresistiblemente atraído por él.
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Advertencia: Este capítulo puede ser algo incómodo para algunas personas, hay que tomar en cuenta que el perfume hace que se intensifiquen las emociones. Y no se mida muy bien, si lo que haces está bien o no. Solo lo hacen.
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(🪻) 3. ❝𝐸𝑥𝑝𝑙𝑜𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜❞.
—Max.
Mientras me sentaba en la cafetería, la atmósfera estaba cargada de risas y conversaciones. Mi mente, sin embargo, estaba en un lugar diferente. Pensaba en lo que había pasado en el laboratorio, y aunque intentaba no darle muchas vueltas, la imagen de Bradley no se me iba.
Bobby y P.J. estaban frente a mí, discutiendo animadamente sobre las mejores estrategias para conquistar chicas. Siempre tenían esas charlas de lo que se necesitaba para atraer la atención de una chica, y hoy, decidieron que yo era el conejillo de indias perfecto para probar sus teorías.
—Max, ¡tienes que probar el perfume! —exclamó Bobby con entusiasmo, inclinándose hacia mí, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y desafío.
—No creo que sea buena idea —respondí, intentando sonar convencido, pero la curiosidad comenzaba a picar en mi interior.
La última vez no salió como esperaba.
—Vamos, no seas aburrido. ¿Qué tal si te lo echamos y vemos qué pasa? —insistió P.J., sonriendo de manera persuasiva—. Tal vez atraigas a una chica o tres chicas como Bobby, no te vendría mal.
Me encogí de hombros, tratando de ocultar la incomodidad que sentía al pensar en ello. Pero, claro, eso no ayudaba a que Bobby y P.J. dejaran de insistir.
—No sé, chicos. ¿Realmente creen que eso funcione? —pregunté, buscando una salida.
Funcionaba y muy bien.
—¡Claro! Solo tienes que darles una oportunidad —contestó Bobby., haciendo una mueca divertida—. ¿Qué tienes que perder?
Suspiré, todavía sintiendo la incomodidad de la última vez que lo usé. Pero antes de que pudiera negarme, P.J. intervino.
—Tal vez estás exagerando, Max. Quiero decir, si no funciona, no hay nada que perder, ¿cierto?
Lo pensé por un momento. P.J. tenía razón, supongo. Quizás todo esto de las feromonas estaba en mi cabeza, y el encuentro en el laboratorio fue solo una coincidencia... tal vez. Además, no podía estar evitándolo por siempre. Bradley no era el único en esta universidad.
Pero uno de los más populares.
Bobby se iluminó con mi respuesta, y antes de que pudiera cambiar de opinión, ya había sacado un pequeño frasco de perfume de su mochila y lo estaba sacudiendo como si fuera un trofeo.
