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-Si Urano, la verdad es que no puedo estar mas feliz por mis anillos, ¡son realmente hermosos!- Hablaba Saturno con entusiamo-.
-Aja...-Respondio Urano desanimado-.
-Ammm... Oye, ¿te encuentras bien, Urano? Te veo muy desanimado- Pregunto- ¡Por las estrellas! ¿Es algo que hice o dije...?-.
-Aghh, ¿sabes que? Si, es algo que tu dijiste. Estoy hartamente cansado de escucharte hablar sobre tus anillos cada vez que vienes a hablar conmigo o con Neptuno, entiendo que sean lindos pero es frustrante escuchar todo el tiempo como me comparan contigo ¡Y TU SOLO ALIMENTAS ESOS PENSAMIENTOS!- Grito sin pensar la consecuencias de sus palabras pues basicamente le estaba diciendo que se callara la boca-.
-...Urano...- Susurro, poniendo una mano el el hombro del contrario que rapidamente fue quitada-.
-Tks, dejalo asi...- Sin nada más que decir se fue de ahi-.
Cada vez aumentaba más su paso y se arrepentia de lo que le habia dicho, sabia que Saturno es sensible y probablemente ahora estara llorando y lo van a regañar por hacerle llorar.
Pero necesitaba desahogarse de una vez por todas, aunque quisas no fue la mejor manera de hacerlo.
Una vez que llego a su orbita se sento y junto sus rodillas, ocultando su cabeza junto con sus lagrimas de ira.
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Neptuno estaba en camino para visitar a su mejor amigo y enamorado, amaba pasar el tiempo con el de cualquier forma posible, si pudiera pasaria horas y horas viendo su belleza hasta que se quedara ciego, pero ni el sabia que su amor llegaba hasta ese punto, solo sabia que queria estar con el para siempre y protegerlo de todo.
Al llegar a la orbira de Urano se le hizo raro no verlo por ninguna parte, hasta que escucho unos sollozos y ahi fue cuando lo pudo ver hecho bolita, intentando detener sus lagrimas que salian con fuerza y no planeaban detenerse.
