Capítulo 1: Mi querido hogar

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Robin de Locksley. Este es el nombre con el que empieza esta historia. Un hombre nacido en cuna de oro, de familia noble, con una posición digna de respeto que cualquier hombre desearía alcanzar.

Desde temprana edad, Robin fue un joven travieso que pasó su niñez metiéndose en problemas, y aunque tenía un buen corazón, rara vez se conmovía por el sufrimiento ajeno.

Despreocupado por naturaleza, apenas reflexionaba sobre los problemas del mundo más allá de los muros de su hogar. Después de todo, ¿por qué habría de hacerlo? Su posición privilegiada parecía aislarlo de las realidades más duras que enfrentaba la gente común.

Sin embargo, el destino dio un giro el día en que los mensajeros llegaron con noticias de una guerra lejana. Sin dudarlo, Robin se unió al llamado y, tras cuatro largos años de lucha, regresaba a su hogar con una mentalidad completamente distinta. La guerra se convirtió en su maestra más cruel, pero también fue su guía hacia la redención. Le mostró lo peor del ser humano, pero también le brindó la oportunidad de conocer a personas extraordinarias que jamás habría encontrado en su cómoda y protegida vida anterior.

Aprendió que la unión y la solidaridad trascendían las barreras de raza, cultura y estatus social. Ahora, al regresar a su hogar, anhelaba encontrar un poco de esa camaradería y respeto en un mundo que había sido marcado por la violencia y el conflicto.

Sabía que las cosas serían distintas; ahora algo le impedía mirar para otro lado y estaba dispuesto a dar la cara por los más desfavorecidos. Tenía el deseo de encontrar un propósito más significativo en su vida después de la guerra. Este despertar de la bondad que siempre había latido en su corazón lo llevó a tomar una nueva dirección, desafiando las expectativas de su pasado privilegiado.

Robin de Locksley volvía a casa como un hombre nuevo, acompañado de su fiel amigo Will de Montford, cuyos años de guerra lo habían hecho madurar, compartiendo ahora una nueva filosofía.

Mientras el barco rompía las olas a su paso, el sol del atardecer iluminaba sus rostros. El cabello castaño claro de Robin ondeaba al viento, mientras que los mechones rubios de Will brillaban con destellos dorados.

Reflexionando sobre cómo sus experiencias habían moldeado su visión del mundo, a sus 29 años, Robin se preguntaba cuánto habría cambiado su hogar durante su ausencia. Imaginaba el orgullo que sus padres sentirían al ver al hombre en el que se había convertido y ansiaba volver a tener la oportunidad de ver a su amada de juventud, aquella que había perdido a causa de su testarudez.

Cuando finalmente tocó tierra, Robin y Will se miraron con una mezcla de emoción y alivio, sabiendo que habían llegado al final de su larga travesía. Con paso firme, Robin fue el primero en pisar la playa, seguido de cerca por Will. Se detuvieron un momento para contemplar la costa, bañada por los cálidos colores del atardecer. La melodia de las olas rompiendo suavemente contra la arena les recordaba que estaban de vuelta.

Robin intentó resistirse, pero no pudo ocultar la sonrisa que apareció en su rostro y junto a su amigo Will, comenzaron a celebrarlo entre abrazos.

―¡Lo logramos, Will! ―exclamó Robin.

―No puedo creerlo, Robin ―respondió Will―. Golpéame para que sepa que no es un sueño.

―No pienso golpearte, amigo mío ―rió Robin, empujando levemente a Will―. Ya he tenido suficiente de eso.

―¡Estamos en casa! ―gritó Will, tan emocionado que parecía que su alma iba a salir de su cuerpo.

Juntos y con una alegría que no experimentaban desde la niñez, emprendieron el viaje hasta el hogar de Robin. Estaban extasiados, seguían sin poder creerse que todo aquello había terminado y la sensación de poder ver de nuevo el paisaje de su querida Inglaterra parecía un sueño del que jamás quisieran despertar. Caminaron por los senderos y caminos serpenteantes como iguales a aquellos campesinos, algo impensable tiempo atrás. Al pasar por las aldeas notaron algo extraño, la gente parecía carecer de las cosas más básicas. A decir verdad, incluso ellos, recién llegados de un largo viaje, parecían tener mejor aspecto que aquella pobre gente.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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