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—Puta madre —susurró Roseanne, pisando el suelo más suave para que Lisa dejara de escucharla

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—Puta madre —susurró Roseanne, pisando el suelo más suave para que Lisa dejara de escucharla.

Aunque ya no importaba, sabía que Manobal lo había hecho y la estaba esperando en ese salón que casi siempre estaba vacío pues habían construido una nueva sala de música más amplia en el primer piso. De hecho para donde Roseanne se estaba dirigiendo era algo así como una bodega abandonada con unos pocos teclados viejos y guitarras desafinadas.

Cuando llegó al segundo piso se volteó a ambos lados, asegurándose de que no esté algún profesor por el pasillo, y una vez con el mango de la puerta en la mano, dio un suspiro antes de abrir. No sabía qué esperar de Lisa y no descartaba la idea de que la pelinegra la esté esperando para hacerle alguna broma o algo por el estilo.

—¿Qué quieres, Manobal?

La menor estaba sentada sobre el antiguo escritorio del profesor, con sus piernas juntas y una mirada que Rosé no supo descifrar.

—Hola a ti también, Park.

—¿Me dirás qué quieres o me largo de aquí?

—Cierra la puerta primero —dijo, bajándose de la mesa de madera, aunque sin acercarse al notar los ojos desconfiados de la rubia—. Tranquila, bebita, no te haré nada malo —se burló, sonriendo.

Rosé rodó los ojos cerrando la puerta de todos modos. No quería admitirlo pero estaba nerviosa, desde que Lalisa le mandó por primera vez una foto comprometedora solo habían intercambiado miradas a lo lejos, mas no habían hablado ni siquiera discutido en clases.

buenas tetas ♡ chaelisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora