𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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El frío de la noche se había instalado sobre la ciudad, envolviendo cada rincón en una fina capa de escarcha que brillaba bajo las luces encendidas del estadio.

La multitud, enardecida y vibrante, llenaba las gradas del recinto donde se disputaba el esperado partido de hockey. 

Entre los rugidos y vítores, la figura de Riley se destacaba en el hielo. Una joven de 16 años muy talentosa, conocida por su velocidad y precisión y que además es conocida por haber sido aceptada en el grupo de las Firehawks a la edad de 13 años.

Riley sentía la adrenalina correr por sus venas, su corazón latía con fuerza, sincronizado con el frenético ritmo del juego. Con cada movimiento, su patinaje era un baile meticuloso, un testimonio de su dedicación y amor por el deporte. Aquel partido era crucial para el equipo, pues su victoria los llevaría a un puesto más alto y así en un futuro ganar la Copa de Hockey.

El sonido de los patines cortando el hielo resonaba en sus oídos como música, además de escuchar a sus padres gritando y dándole ánimos. 

Todo parecía transcurrir en cámara lenta: la frenética lucha por el control del puck, los gritos de los entrenadores, y los aplausos del público. En un momento de inspiración, Riley se lanzó en una rápida carrera hacia la portería contraria, sus ojos fijos en su objetivo de poder marcar.

Fue entonces cuando ocurrió. Un jugador del equipo rival, en su afán por detenerla, se deslizó imprudentemente en su camino. El choque fue inevitable y brutal. Riley sintió el impacto recorrer su cuerpo, un destello de dolor que se extendió desde su pierna hasta su cabeza. Sus patines perdieron el contacto con el hielo y, por un instante, todo se volvió caos y confusión. El estadio se quedó en silencio mientras su cuerpo caía fuertemente al suelo, golpeando la superficie congelada con un sonido seco y estremecedor. 

La conmoción se apoderó de la multitud. Los jugadores se detuvieron y los árbitros corrieron hacia ella, sus compañeros de equipo se arrodillaron a su lado, llamándola con desesperación, en concreto Val.

Pero Riley no respondía. Sus ojos estaban cerrados y su respiración era apenas perceptible. El mundo alrededor se desvaneció en un susurro, mientras una ambulancia llegaba rápidamente al borde del hielo. 

El trayecto al hospital fue un borrón de luces y sirenas. Los médicos hicieron todo lo posible por estabilizarla, sus padres a su lado angustiados, aferrándose a la esperanza de que su hija abriera los ojos y les sonriera una vez más mientras imitaba a un mono. Pero el diagnóstico fue devastador. Riley había caído en un profundo coma, su cuerpo frágil luchando por recuperarse del terrible accidente. 

Lo siento mucho por la noticia, Riley se ha lesionado fuertemente en las vértebras cervicales y eso es la causa del coma, haremos lo posible porque vuelva a despertarse.

Ambos familiares se abrazaron mientras lágrimas en los ojos de la más menor salían cada vez más.

Para Riley, el tiempo había perdido todo significado. En ese estado suspendido entre la vida y la muerte, sus sueños se entrelazaban con recuerdos y deseos, formando un tapiz de vivencias inconclusas. ¿Volverá ella a expresar alguna emoción?

𝐄𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞 𝐃𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫 // 𝐀𝐍𝐗𝐈𝐅𝐄𝐀𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora