Puro Cordes

Una parte de ellos se mantenía inmóvil, buscando algo...Que nunca podría pertenecerles. Se gloriaban a sí mismos como si fueran reyes. Sus anillos que inicialmente eran dorados, ahora perdían luz, poder y se asemejaban más a la tiniebla que los arrastró con ellos.

Fueron puestos a prueba. Pero, siguieron con su vano orgullo; tristeza profunda les esperaría. Total desolación y desconsuelo... Hasta cierto punto. Porque algunos de estos dejaron de lado este levantamiento contra el Sol de soles que podría haberlos aniquilado, pero, tenía tal estima por ellos que vislumbró una última oportunidad, y éstos, la aprovecharon. Pidiendo perdón y retomando poco a poco sus anillos dorados y su poder, basado en su intelecto, capaz de transportarlos por acción de su inteligencia y el poder de presenciar la luz junto con los demás globos luminosos, con círculos trabados entre sí que irradian tanta belleza y brillo, que dan terror a cualquier criatura que enfrente su presencia.

Y más elevada, la Luz creadora, sentada en su trono de llamas de fuego infinito cuya infinidad la suscita lo Eterno.

La otra parte de círculos dorados cegados por su vana gloria, se volvió contra el Anciano, como lo llaman a veces, aunque haga esto alusión a su Antigüedad, pero, en realidad quiere decir Poder de poderes, Luz de luces, Juez Supremo, Ser de seres, Su Ser es su Esencia; y ante Él, aún sabiendo que perderían se rebelaron y cayeron... A lo más profundo de la desolación de desolaciones donde la tristeza nace y perdurará siempre en su situación irrevocable.

Todo esto sucedió en una batalla. La Gran Batalla por la Luz de la Luz, donde nace ésta misma y está desde antes de que naciera.

Miles de millares dorados enfrentados contra miles de tinieblas infestadas de la ira de su propio orgullo. Los millares dorados, conocidos como los 'Puro Cordes' por su fidelidad y obediencia al Anciano, Su Majestad y hacia el Príncipe heredero de la Luz; lucharon contra las tempestades. Al mando de su comandante dorado quien fue designado por la Luz misma para hacerle frente al líder tenebroso y sus seguidores malvados, comenzaron la batalla.

Este Comandante se llama Mikhael, quien se enfrentó inicialmente a las perversas tinieblas. Luchó de la mano de sus soldados dorados en contra de La Peste que los 'guiaba'. Esta peste oscura, vana en cada palabra que expresaba para justificar su rebeldía, dirigía a las tinieblas; que perdiendo toda belleza, luz, armonía y privilegio frente a la Luz, se ganaron su hundimiento porque otro final no podía sostenerse.

Mikhael combatió blandiendo su espada forjada en las llamas del trono de la Luz, cuya empuñadura lleva ríos, mares y océanos de bella luminosidad dotada ésta de tanta fuerza en su agarre debido a su origen, que con soló clavarse la espada en las sombras de cualquier anillo dorado, los consumiría casi hasta matarlos.

Este puro corde con su elevada inteligencia que lo acompañó durante tan oscura pelea, le permitió atrapar ataques de tinieblas entre sus anillos dorados, consumiendolos y expulsando a cada uno de ellos. Hasta que finalmente cubrió con su sombra a la peste que los dirigía, comenzando la batalla de líderes más renombrada en la historia... Donde el evo (su tiempo) que coexiste con el tiempo material accidente del universo, no olvidaría jamás en los siglos venideros, tan heroica hazaña digna de conmemorar.

Ya casi precipitada y prácticamente oscurecida en su totalidad, cegada por la Luz y la luz de la llama de la espada y anillos de Mikhael... La Peste fue despojada de ese espacio inmaterial tan Alto, Perfecto, Armonioso y Sagrado para toda criatura.

Anhelo de toda conciencia, de todo ser viviente, que con su inteligencia a través de su ciencia, entiende el Resplandor que la presencia de la Luz, promesa expresa, eterna paz y alegría promete, dando la verdadera Vida... Eso que las tinieblas rechazaron.

Le dieron la espalda a Dios, Él los fulminó con su sombra y sus milicias celestiales lideradas por Mikhael, el Arcángel de jerarquía menor engrandecido.

Por los siglos de los siglos, dieron Gloria a su Dios, Todo Omnipotente.