XIII

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Cuento de Hadas Parte II

Encantadora compañera

Corriendo por la pradera cabalgó un magnífico corcel blanco con un hermoso reflejo perlado en su pelaje, emitía un brillo casi metálico, como si tuviera una capa metálica, cuerpo esbelto y atlético, de diseño aerodinámico, diseñado para la velocidad y resistencia, de una altura digna de respetar, sus largas y sedosas crines eran de un reluciente color oro puro ondeaban con el viento en cámara lenta, pesuñas perfectamente cuidadas y con un impecable mantenimiento, hermosos ojos negros como brillantes obsidianas, por último, en su espalda se halló un apuesto príncipe encantador.

El príncipe encantador era dueño de un rostro andrógino y buen mozo con rasgos celestiales y angelicales con una blanca sonrisa dentada encantadora y radiante que podría reflejar los rayos del sol si estuvieran de cierto ángulo y ser el dulce sueño de los dentistas y odontólogos, ojos tan azules vibrantes y profundos como la fosa de las marianas o un par de brillantes e intensos zafiros azules, melena de dorado champagne que cayó como una cascada, siendo ondulada y larga a la par que se ondeaba con el viento y reflejaba la luz del sol, el príncipe cabalgó exudando determinación y valentía mientras ingreso con corcel al bosque encantado donde solo los más valientes y temerarios se atrevían a ingresar.

El príncipe estuvo en un bosque lejano derrotando a un gigante malvado que atemorizaba una pequeña villa de enanos, con ingenio y estrategia derrotó al ser de enorme tamaño y con ello acabar con el temor de los pueblerinos, el príncipe recibió al agradecimiento de las criaturas mágicas aparte de regalos que el príncipe aceptó con gusto. En eso, recibió el mensaje de su regio padre sobre un peligroso monstruo con forma humanoide en el bosque encantado donde se hallaba su hermana.

El príncipe con valor y preocupación, por su hermana, no dudó y fue a por el "monstruo humanoide", cuando ingresó en el bosque reconoció enseguida las huellas de un enorme troll, el inmundo y nauseabundo hedor característico del ser impregnado del lugar, el camino de árboles rasguñados o derribados, el rastro de caos común causado por la especie de la criatura, no se le dificultó identificarla, ya que era un experto en ese tipo de seres "¿A eso se refirió su padre?" se preguntó en sus adentros el príncipe encantador mientras su veloz corcel acelerará el paso siguiendo el rastro que se dirigió al pintoresco hogar y refugio de su querida y encantadora hermana.

Su yegua sintió la preocupación del príncipe por lo que aceleró su cabalgar a la morada de la doncella, ya estando ahí, el príncipe vio a su encantadora hermana despidiéndose de sus amigos los señores osos y ciervos que se retiraban con bolsas artesanales de grandes hojas, llenas de frutos del bosque, en sus mandíbulas y astas respectivamente. El corcel desaceleró y comenzó a frenar mientras los animales anteriormente mencionados saludaron y agacharon la cabeza en señal de respeto para luego seguir sus caminos, ya el corcel quieto, el príncipe bajo con enérgica y alzó en un abrazo a la damisela para luego dar vueltas, a lo que es correspondido por la fémina.

-¡Hermano! ¡Me alegra verte! -exclamó feliz la mujer

-¡A mí también me alegra verte hermana! -exclamó el príncipe para luego bajarla y mostrar preocupación en su hermoso rostro - ¿Qué haces afuera? Hay un troll por los lares ¿Estas bien? Hay rastros de un gran troll por el lugar

-Oh hermano, estoy bien y todo gracias al caballero mago, me salvó del troll y lo derrotó -dijo la damisela con su voz cantarina y una sonrisa digna de salir en una prestigiosa revista

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⏰ Última actualización: 9 hours ago ⏰

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