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   Por mucho que Jimin se esforzase, ocultar cosas siempre terminaba en que aquello saliera a la luz con tanta estridencia que terminaba siendo más dañino de lo que fue en un principio

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   Por mucho que Jimin se esforzase, ocultar cosas siempre terminaba en que aquello saliera a la luz con tanta estridencia que terminaba siendo más dañino de lo que fue en un principio. Ese era su miedo, que Jeongguk fuera cortante y frío por haberle ocultado información tan importante. Pero es que la madre de Jimin les caía mal a los dos, y Jeongguk era especialmente arisco con ella, con la presencia tan tóxica de la mujer.

   Con el paso de los años, Jimin pudo aprender que el deseo de ver a su madre ser diferente y quererlo a él por quién era, sin cambiarlo, sin moldear su persona y deseos. La señora Park era independiente y de armas tomar, aún tenía el deseo de ver a su hijo derrotando al ex presidente Moon de su trono de oro, como le llamaba, a pesar de que el chico fuera un modelo exitoso y establecido, y no le interesase en absoluto la nula presencia de su padre. A él le importaba su madre, lo que ella dijera, opinara, fuera hacia él. Con su gusto estrafalario y las sonrisas frías, tan frías como su piel humectada y brillante, limpia, tersa. ¿Por qué no podía ganarse su afecto? Una simple charla de tan sólo una hora seguida había logrado hacerle sentir débil y perdido como antes de irse a perseguir sus sueños al otro lado del mundo.

   Pero ahora que estaban en el restaurante, Jeongguk lo miraba con un puchero en los labios, sin saber muy bien qué era lo que tenía Jimin en mente. El rapero no entendía la expresión facial de su pareja, pero éste no quería decir nada específico. Sus ojos viajaban de un lado a otro en el local caro, algo vacío porque decidieron ir a comer a la medianoche. El clima de Malibú era fresco y cálido a la vez, porque literalmente no existía otro clima nocturno en la Costa Oeste.

   Jimin ladeaba elegante su copa de champaña con una mano, perdido en la forma de las burbujas pequeñas, el líquido ámbar, dulce y efervescente siendo tan atractivo como la servilleta que descansaba al otro lado del plato.

   ─── Amor... ─── le llamó con un puchero Jeongguk, usando el tono coreano que a veces lo caracterizaba incluso si sus palabras tenían una pronunciación nativa en inglés. El modelo alzó la cabeza, parpadeando en señal de prestarle atención.─── Algo te pasa, ¿o me estoy equivocando?

   Silencio.

   Jeongguk se sonrojó un poco, sin saber muy bien qué decir.─── Me preocupa tu silencio porque sueles hablar mucho, y me encanta eso, no te confundas, pero el silencio que tienes ahora es... Me pone nervioso y preocupado.

   ─── Cariño, ─── soltó una risotada Jimin, algo seca pero genuina.─── estoy bien. Supongo que sólo ando pensando más de la cuenta, ya sabes.

   ─── ¿Tu madre?

   Otra vez el silencio fue el protagonista por unos largos segundos en los que la culpabilidad se vio reflejada en el rostro de Jimin, quien desvió la mirada. Vergüenza, eso era lo que sentía principalmente. Mordía su labio inferior mientras que Jeongguk, al otro lado de la mesa, extendió su brazo sobre el mantel blanco y aterciopelado de la mesa, tomando la extremidad de Jimin con la suya, suavemente. El modelo, más bajo pero con las emociones más vivas que las de su pareja, lo miró con sorpresa a los ojos, y la manera en que Jeongguk lo observaba le dejaba claro, no estaba enojado.

   ¡Qué alegría! Es decir, no lo culparía si es que se enojaba, pero era mejor que eso no pasara. Le hacía sentir mejor saber que estaba equivocado.

   ─── Mi vida, no deberías hacerlo. Cada vez que sientes que va todo bien, vuelves a ella a ver si esta vez te aprueba, pero no es lo que necesitas.

   Con un tono solemne y bajo, Jeongguk lucía efectivamente preocupado por su pareja. No sólo Jimin estaba equivocado un poco, si no que erraba por completo en el comportamiento de su pareja. Ya lo habían hablado, ya lo habían discutido anteriormente, el tema, y Jeongguk no se alteraba o perdía la paciencia con él. De hecho, no era más que un apoyo constante a Jimin. Con esa mirada profunda y sincera al mismo tiempo, el valor que tenía de tomarle la mano en público sin importar el qué dijeran, la suavidad con que ahora extendía su otra mano sobre la mesa para tocar su nariz. Se le veía entre preocupado, afligido, un poco enternecido incluso. ¿Qué era toda esa mezcla de emociones?

   Jimin agachó un poco la cabeza, con un suspiro profundo.─── Sé que no es lo que necesito, pero... Vuelvo a ella cada vez que pasa algo positivo en mi vida. Tienes razón.

   ─── Ahora que firmaste con 88rising y SONY... ¿Crees que ella va a estar de tu lado? 

   Era una pregunta sincera, pero de todas formas dolía, porque efectivamente ambos hombres sabían que ella no estaría de acuerdo con nada de lo que Jimin decidiese por cuenta propia. Sabían que la mujer juzgaría lo escrito, lo establecido con muchísima autoridad, como si ella tuviera voz y voto sobre la vida del modelo. Como si al final de todo lo que hubiera hecho, toda la vida que pudo construir para sí mismo no fuera válida porque no fue una vida orquestada por la señora aquella. 

   El modelo negó con la cabeza.

   ─── Y aún así no estás solo. Puedes decirme lo que te hace sentir eso, tenemos a Hobi, a Namjoon... a Seokjin incluso. ─── le acarició el cabello Jeongguk, en un intento por enfocarlo en el presente. Jimin sonrió ante el pensamiento, ante las palabras, que sonaban agridulces.─── Que no tengas a tu madre contigo no significa que no tengas a más personas a tu lado, aunque estas personas no estén del todo físicamente contigo porque, más allá del espacio que puedan compartir, de todas formas están en tu corazón. ¿O me vas a decir que después de todos estos años Seokjin se preocupa por tu salud sólo por compromiso? ¿Que Namjoon me pregunta por ti cada vez que hablamos sólo porque es un tema de conversación estándar? Ellos te quieren mucho, mi vida... Estamos todos contigo. 

   Cuando el rapero dejó de hablar, Jimin se dio cuenta de que sus sollozos no eran tan silenciosos como pensaba que eran. Y en público... ¡qué bochorno! Pero se rió de sólo pensar que lloraba de la alegría que le daba pensar en todo eso. Que no tenía que seguir adelante en soledad para no molestar al resto, para no decepcionar al resto. Tenía miedo de hacer sentir decepcionados a los demás, y quizás eso era lo que su terapeuta le intentaba decir siempre, que no le hiciera caso a un miedo para evitar hacerlo más fuerte, más real. Nada de lo que temía era real, eran cosas que no estaban siendo tangibles en ese momento y eso era lo que realmente importaba.

   Que no estaba solo.

   Sollozó con fuerza y un tono gracioso que hizo reír también a Jeongguk.─── Ahora quiero que también esté conmigo el sushi de pepino, por favor, que me muero de hambre.

─── Ahora quiero que también esté conmigo el sushi de pepino, por favor, que me muero de hambre

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Ai me pillaste reflexiva ñaña 😮

SUPERSTAR PARK 𐙚 違反 . GGUKMIN AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora