Capítulo 2

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6/Noviembre/ 2006

Rachell, ya tenía 15 años pero su situación emocional iba de mal en peor, ni siquiera tenía confianza en si misma...ella era una bomba de emociones apunto de explotar.

Su padre, empezo a quejarse de sus notas y a exigirle más pero Rachel estaba tan cansada que explotó.

¿Acaso no notas mi esfuerzo? Estoy cansada de escuchar tus quejas si ni siquiera me apoyas  o me das la atención que necesito desde pequeña -dijo levantándose de la mesa-  pero su padre, enojado le da una cachetada por su insolencia.

No quiero que seas una vaga sin celebro, trabajo duro para darte lo mejor, malagradecida -escupió con enojo su padre- él no era muy paciente así que un sólo acto que le disgustaba lo hacía perder los estribos.

¿Para darme lo mejor? Tu hermano lleva violándome desde los 9 años y no veo tu esfuerzo por "darme lo mejor" -decía entre lagrimas- su rostro no reflejaba ninguna emoción, parecía que las lagrimas de sus ojos salían por si solas.

No digas incoherencias, quiero que te largues de mi casa porque no voy a permitir que una imbécil hable de esa manera a mi hermano y me falte al respeto, recoge tus cosas y lárgate-la agarró del cabello tirándola cerca de las escaleras- el impacto hizo que Rachell se golpeara la nariz pero no demostró ningún dolor, sólo subió ignorando los gritos insultantes de su padre hacia la sumisa de su madre.

Al bajar ni siquiera los miro y sólo salió de casa, el frío de la noche calaba su espina dorsal dándole leves escalofríos, la calle estaba sóla y no parecía haber ningún hotel abierto, al no conseguir donde dormir con comodidad decidió acostarse en el frío y sucio suelo, sus sollozos hicieron eco en aquel callejón oscuro.

Sus ojos ardían a causa de la cascada que salía de sus ojos, sus mejillas enrojecidas y su cuerpo tembloroso la hacía ver frágil y debíl para las personas que pasaban cerca de allí, parecían indiferentes e ignoraban su presencia.

La chica se levanto del suelo y decidió emprender su busqueda, necesitaba comer algo pero su dinero no alcanzaría. Su estómago anunciaba su ansiada incertidumbre, los puestos de comida desprendían un exquisito olor tan sublime, una mujer de avanzada edad que atendía un  negocio de comida china vio a la chica babeando y en malas condiciones, su ropa sucia y su cabello desordenado más su bolsa que parecía llevar ropa, supuso que sus padres la echaron de casa.

Llevo a la chica adentro y le dió que comer, Rachell parecía no comer en siglos ya que comía cada plato con rapidez, por primera vez en su vida se sentía protegida pero ¿Verdaderamente lo está?

En otro lugar se encontraba un chico jugando baloncesto con sus amigos, ya era tarde pero para él nunca había horario, ese chico era Tom, desde pequeño sus padres le daban todo lo que quería sin rechistar y al terminar de jugar con sus amigos curiosamente paso por el callejon donde se encontraba Rachell, sólo pudo soltar una sonrisa engreída.

Malditos vagabundos. -decía con asco- mientras tomaba camino a su casa  con las manos en los bolsillos de su pantalón, se sentía el dueño del mundo por tener a sus padres a su merced.

¿Los padres son los culpables de las acciones de sus hijos? Depende de la educación y tiempo que pasen con ellos.

Amor de espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora