Y así llevan toda la tarde, Israel insistiéndole a Ramón que lo deje ser el otro padre de Arya y Juárez simplemente negado.
—¡¿Por qué no?! Sería un grandioso padre... Y esposo —susurró lo último, pero lo suficientemente alto para que Ramón pudiese escuchar.
Bingo, ahí otra vez.
El rubor en las mejillas de Ramón con esos ojitos tímidos es algo por lo que Israel mataría. Siempre le ha gustado.
—¡Yah~! —se cubrió el rostro con las mangas de su suéter, el cual de hecho, era de Israel y le quedaba un tanto grande.
—¿Pero por qué no? —le hizo un puchero, Ramón al ver esto lo fue a abrazar.
—Porque... Mmh, como tú dijiste, si eres el otro padre, serías mi... Mi-
—Tu novio, exacto —el azabache le pegó en el pecho, y el rió—. Vamos, Ramón , por favor, déjame ser el mejor padre y esposo que pueda haber —exageró, sólo para molestarlo.
—Israel. Es que... Es que tú no entiendes.
—Yo no entiendo qué —preguntó, extrañado. Ramón se separó de su pecho y subió su mirada hasta los ojos contrarios.
Iba a contestar, pero sintió como si las palabras se le enredaran dentro de su boca, así que calló, bajando la cabeza otra vez.
—Ramón, oye —Israel lo miró con otro puchero, no sabía por qué su amigo ahora se veía triste—. ¿Qué pasa, lindo?
Juárez pegó su rostro a su pecho, susurrando:
—Bésame.
Lo escuchó, claro como el agua. El corazón de ambos latía fuerte, Ramón aún no lo miraba y Israel no sabía si lo decía en serio.
Al no obtener respuesta, el azabache decidió separarse un poco y volver a hablar.
—El problema es que me gustas, así que si aún, sabiendo eso, quieres ser un buen esposo y padre, demuéstramelo... Con un beso, es la única manera que me asegure que serás buen-
Sus palabras fueron calladas. Los labios de Israel atacaron los suyos, mientras tomaba una de sus mejillas y enterraba sus dedos en esta.
Ramón, aún con el corazón en la boca, lo siguió, dejándose llevar por Israel, quien dominaba el beso con sus belfos sobre los inferiores de Ramón.
Duraron un largo tiempo así, en donde Israel terminó con una mano en su cintura y la otra donde mismo la había posado antes. El azabache dejó sus brazos apoyados en los hombros contrarios, disfrutando de la cercanía de sus pechos.
Un maullido a sus pies los hizo separarse, bajando ambos la vista hasta el suelo, donde Arya lloriqueaba por mimos.
—Ven aquí con papá dos —dice Israel, tomándola en brazos. Ramón le hizo cariño a lo largo de su cabezita mientras el gato ronroneaba.
Al fin Arya estaba con sus papis.
—Arya Reyes Juárez, eres hermosa como tu padre —sonrío y le robó un pico a Ramón.
Ambos rieron entremedio.
—Bueno, ahora que lo pienso, ese estúpido apellido no le queda tan mal —comentó Ramón, con otra sonrisa.
Reyes chilló emocionado, bajó a Arya y lo abrazó tiernamente antes de volver a juntar sus labios por lo que serían unas largas horas, y de seguro, con varias interrupciones por parte de la señora gata Reyes Juárez.
Fin
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ya solo queda un capítulo, voy a tratar de que esté listo para mañana <3
