Por fin es viernes y solo falta media hora para salir. Miré hacia Kila y él estaba dormido apoyado sobre su mano, con el codo arrugando las hojas de su cuaderno. Según él, sentarse adelante es lo mejor para pasar desapercibido, pero amigo, literalmente estás babeando sobre tu mesa.
-¡Lehrmann! ¿Tiene sueño? Pues vaya a su casa -dijo la profesora con un rostro serio.
-¿Ah? Jamón y queso está bien...
Estoy tratando de aguantarme la risa, ese estúpido no se toma nada en serio. Algunas risas se escaparon del resto de la clase. Kila abrió los ojos como si viera un fantasma, en segundos se limpió la saliva y pasó su otra mano por el cabello, tratando de peinarse.
-Perdón profe, es que ayer llegué muy tarde del trabajo, no he dormido casi nada.
Mentira, estuvo con nosotros hasta las cuatro jugando League of Legends.
-Bueno, lo dejo pasar pero maneje mejor sus tiempos.
Una mano tocó mi hombro dos veces. Era Pou otra vez, seguramente va decirme otro de sus chistes obscenos.
-¿Qué pasa Pou? -dije inclinando mi cabeza a un costado.
-¿Crees que la profe tenga algún fetiche?
Ahí va de nuevo.
-No voy a responder otra de esas preguntas, siempre termino mal -susurré.
-No seas cagón.
La profesora Fabiola llevaba unos jeans azules y una blusa negra. Podía ver su escote brillar un poco por el sudor que se deslizaba por su pecho. Apenas debe tener treinta a lo mucho. Su cabello también es negro y corto hasta los hombros. No creo que sea buena idea venir vestida así frente a veinte programadores, de los cuales el noventa por ciento de nosotros apenas tiene contacto femenino. Además su lunar bajo sus labios es demasiado atractivo. Para qué hablar de esas curvas, se nota que dedica un tiempo a la semana a entrenar o quizás tiene una pareja con la que gasta energía. Mierda, este sentimiento de que una mujer pierde su inocencia, para qué lo pensé. Incliné de nuevo mi cabeza hacia atrás.
-Anal.
-Me leíste la mente.
***
Por cierto, no crean que Kila y Pou son sus nombres reales, son solo sus apodos. Nunca le pregunté a Kila por qué lo llaman así; estos dos vienen de la misma escuela y el mismo curso, se conocen de antes, yo soy el que llegué tarde a conocerlos. Su nombre real es Alan Lehrmann; su apellido es alemán, pero no sabe nada de su origen. Kila siempre anda con su gorra beige y una polera negra. No he preguntado si usa la misma todos los días, aunque según Pou, tiene un armario lleno de poleras negras. Su piel es muy blanca; diría que es por falta de sol, mientras que su cabello es negro y sus ojos marrón. Su sangre alemana debió perderse hace generaciones.
En cambio, Pou... ni siquiera necesito preguntar el origen de su apodo. Es un gordito moreno que siempre anda sonriendo. Lleva el cabello hasta los hombros, tan crespo como lo tiene, me recuerdan a Maui, un personaje animado. En realidad, se llama Felipe. No recuerdo su apellido, pero estoy tan acostumbrado a llamarlo Pou, que no veo la necesidad de saberlo.
A mí me llaman por mi apodo en Discord, Bans, que literalmente es la primera letra de cada parte de mi nombre. Soy bastante parecido a Kila, solo que él es más blanco y bajo que yo, y sobre todo, él es más guapo. Mi pelo cuesta peinarlo, así que prefiero llevarlo un poco largo. Fue difícil ignorar las burlas cuando era niño sobre mi cabello. Me comparaban con un puercoespín.
Nos conocimos hace tres años cuando entramos a estudiar. Los tres estamos becados pero no esperen que sea por nuestras buenas notas, simplemente es por nuestra situación económica.
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Va a quedar la escoba
ParanormalLa vida mediocre de tres universitarios chilenos da un vuelco cuando una libreta misteriosa les llega. Los mejores y peores momentos de tu vida podrían comenzar un fin de semana.