La triste realidad de que nunca estaremos completamente juntos, de que nunca podré tocar tu piel y besar tus labios, ésta realidad a la que tristemente estamos condenados, es un castigo tan doloroso, tan cruel.
Mientras yo me oculto en las montañas tras el atardecer y me llevo al día , tu brillas, y traes contigo a la noche que adorna de tan hermosa manera nuestro joven cielo, ocultandote tras el amanecer.
Que cruel castigo, siempre lejos el uno del otro, sin poder tocarnos, solo viéndo tu espalda durante nuestra unión, solo viéndo sombras de tu hermoso rostro cuando el día es más largo durante el solsticio.
Quiero que sepas que lo disfruto, aunque solo sean unos segundos cada muchas lunas, disfruto cada una de tus sonrisas, mientras que, en secreto, lejos de ti y de tu prisión, te comparto mi eterna luz, , mi claro, y sobre todo, te doy mi amor.
Te observo, aquí, en el vacío del cosmos, solo, esperando el día en el que nuestros castigos sean revocados, o al menos el tuyo, quien no cometiste ningún pecado y aún así, fuiste arrastrada junto a mí.
Esa es mi gran culpa, el haberte arrastrado junto a mi, el no haberte abandonado cómo se me fue ordenado... No, no es culpa, se trata de tristeza, me siento triste porque nunca podré tenerte nuevamente en mis brazos.
Se preguntarán, ¿Y cuál fue su gran pecado?
Pues, nuestro pecado fue la traición... Traicionamos a nuestras ramas por amor, un amor prohibido que terminó por encerrarnos.Pero sé que, por mucha sea la distancia, nuestro amor aún se mantiene, aún arde y quema a quienes se ponen a él.
Cómo cada año, sigo impaciente, esperando nuestra próxima unión, el día en el que me das completamente la espalda y tapas mi luz, el día en el que estaremos juntos por un pequeño momento, el día que mi luz podra abrazarte por completo nuevamente...
Cantú, Jesua, (2024)
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Soy Un Principalmente En Poesía
PoesíaAquí escribo poemas para un certamen de literatura (Las primeras veces que escribo poesía)