El viento aullaba a través de los pasillos de Hogwarts, llevando consigo una helada que se colaba hasta los huesos. Ese día, el frío era más intenso que nunca, como si el propio castillo quisiera recordarles a los estudiantes que la magia no siempre traía consuelo.
Harry, Draco, Pansy, Hermione, Ron y Dudley salían de las ultimas clases, sus alientos formando pequeñas nubes en el aire. La nieve crujía bajo sus zapatos mientras se dirigían hacia el patio. Pero Harry no podía dejar de pensar en su escoba. La misma escoba que, durante el partido de Quidditch, había decidido tomar vida propia y zigzaguear de manera incontrolable. ¿Quién podría haberla hechizado? ¿Y con qué propósito?
Se detuvo junto a un arbol, mirando hacia el patio cubierto de nieve. Las luces de Hogsmeade titilaban en la distancia, y el bosque prohibido parecía aún más oscuro.
Ron se le acercó, envuelta en su bufanda de lana.
-¿En qué piensas, Harry?
Él lo miró, sus ojos verdes reflejando la incertidumbre.
-En la escoba. Algo no está bien. No puedo dejar de preguntarme quién pudo haberla hechizado.
-Sé quién fue -dijo Hermione en voz baja, mirando a Harry con seriedad.
Todos los ojos se posaron en ella, expectantes.
-¿Quién? -preguntó Harry, ansioso por saber la verdad.
Hermione tomó aire antes de responder.
-Fue Snape. Él hechizó tu escoba, Harry.
El rostro de Harry se contrajo en incredulidad. Snape, su padrino, siempre había estado ahí para él desde que era niño. ¿Cómo podía ser culpable de algo así?
Pansy asintió.
-Es cierto. Y por eso Hermione le prendió fuego a su túnica. Snape merecía eso y más.
Harry fruncio su ceño furioso
-¿Cómo fuiste capaz de hacer algo tan imprudente? -ni dejó responder a la castaña cuando su mirada se dirigió a Dudley y a Draco-. ¿Por qué no la detuvieron?
Dudley, que había permanecido en silencio, tartamudeó:
-Intentamos detenerla, pero ya estaba lejos.
Draco, también callado hasta ahora, sintió un apretón en el corazón. No le gustaba que Harry le hablara así.
-Deberíamos haberla seguido -murmuró.
Los ojos de Harry se encontraron con los de Draco, y algo cambió en él. La ira se desvaneció, reemplazada por una comprensión repentina. Hermione no sabía que Snape era su padrino. No podía culparla por su acto impulsivo.
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𝐒𝐞𝐫𝐩𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐃𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚
Fanfiction¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐡𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐬𝐢 𝐥𝐨𝐬 𝐃𝐮𝐫𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐡𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐚𝐧 𝐬𝐢𝐝𝐨 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐲 𝐚𝐦𝐨𝐫𝐨𝐬𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲? La vida de Harry Potter toma un giro inesperado cuando, tras la trágica pérdida de sus padres, es acogido p...